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En tiempos difíciles Dios es fiel

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“Reconoce, pues, que el Señor tu Dios es Dios, el Dios fiel, que guarda su pacto y su misericordia hasta mil generaciones con aquellos que le aman y guardan sus mandamientos”

Son innumerables las ocasiones en las cuales hemos escuchado la frase “en tiempos difíciles Dios es fiel”. En ocasiones nosotras mismas la hemos dicho en medio de circunstancias difíciles, y si la decimos con fe, debiera ser suficiente para levantarnos del lugar en que nos encontremos, alzar nuestros ojos al cielo y elevar nuestras manos hacia Aquel que sostiene nuestras almas porque ciertamente conocer y entender este atributo de Dios obrando a favor nuestro no nos puede dejar igual.

Sin embargo, muchas veces el creyente en medio de las noches oscuras de tormenta cuando todavía no ha llegado el amanecer y esas horas parecen eternas, olvida que las palabras de Dios no sólo son fieles y verdaderas sino apropiadas para las circunstancias que estemos atravesando. No es poca cosa entender que la promesa dada a sus discípulos es también para nosotros, Él ha prometido estar con nosotros todos los días, hasta el fin del mundo (Mateo 28:20)

Puede parecer que los días cada vez están más llenos de dificultades y tribulaciones, no sólo personales, sino que debido a que a través de los medios de comunicación digitales la aflicción en un lugar distante la conocemos y la vemos como si fuera algo cercano y esto carga nuestros corazones, y aunque no tengamos todas las respuestas las promesas de un Dios cercano en medio de la aflicción es algo real, pero a veces sentimos que esa no es una nuestra experiencia, tal vez la de otro hermano, pero no la mía. ¿Cómo podemos cambiar esto? Deuteronomio 7:9 nos dice dónde empezar “Conoce, pues, que Jehová, tu Dios, es Dios, Dios fiel…”

Es en medio de los tiempos difíciles que se evidencia cuánto conocemos de Dios y cómo eso marca la diferencia de cómo atravesar esas dificultades. Las palabras y las enseñanzas que hemos oído deben alimentar nuestra fe en Dios de modo que podamos tener la certeza que El está a nuestro lado y nos sostiene.

¿Qué debemos conocer?

  • Que Dios es omnipotente. Esa es la revelación que le da a Abram en Génesis 17:1 antes de establecer su pacto con él: “YO SOY EL Dios Todopoderoso, anda delante de mí y sé perfecto”. Abram debía entender este atributo de Dios para poder enfrentar las situaciones que se le iban a presentar. Para nosotras en este tiempo conocer Su poder nos da paz porque nos recuerda que Él tiene el poder para obrar de formas incomprensibles en medio de la situación en que nos encontremos, para nosotros las murallas pueden ser muy altas, las deudas muy grandes o las decisiones muy difíciles, pero creemos que Dios es más poderoso que todo eso que ven nuestros ojos. Que podamos decir como Job: “Yo sé que Tú puedes hacer todas las cosas” (Job 42:2a)
  • Que Dios es omnisciente. No hay nada que pase en este mundo o en nuestras vidas que Dios no tenga conocimiento, porque su entendimiento es infinito (Salmos 147:5), aún las palabras que no hemos dicho, Él ya las sabe (Salmos 139:4), las intenciones y motivaciones de nuestro corazón que muchas veces ni nosotras mismas las entendemos y conocemos están al descubierto para Dios “porque él conoce los secretos del corazón” (Salmos 44:21). Estar en medio de momentos difíciles pueden despertar muchas preguntas, algunas dichas en voz alta otras en el silencio de nuestro interior: ¿será que Dios sabe lo que estoy viviendo? ¿Entiende Dios mi sufrimiento? ¿Y si hubiera tomado otra decisión, si hubiera dicho que si o que no, las cosas habrían resultado diferentes? Todos estos “y si” que surgen en estos momentos están cuestionando el hecho que Dios conoce todas esas circunstancias aún antes de que llegaran a nuestras vidas y que dentro de su plan perfecto hay propósitos que no pueden ser frustrados. (Job 42:2b). El hecho que no podamos comprender lo que estemos viviendo en esos momentos no significa que el Señor no esté obrando con fidelidad, con bondad y con amor. No somos los únicos que hemos sido sorprendidos por una prueba, para algunos puede haber sido más repentina para otros más prolongada, pero es una realidad que compartimos todos como seres humanos, la diferencia es que el creyente tiene una esperanza diferente. Es tan limitado lo que podemos entender, pero debemos aprender a descansar en que su conocimiento está acompañado de su provisión y que no nos ha dejado solos, y eso nos lleva a reconocer otro de sus atributos.
  • Que Dios es omnipresente.  Aunque no comprendemos la magnitud de esta afirmación, sabemos que Dios está en medio de nosotros, está con Su pueblo, está con el afligido y el cansado, está cercano a los que le buscan de corazón, está para el solo y quebrantado, está con nosotros todos los días que tengamos de vida. A Josué le recuerda muchas veces esta verdad porque él iba a enfrentar grandes retos en su liderazgo. Dios le dice “estaré contigo, no te dejaré ni te desampararé” (Josué 1:5-6). La presencia del Señor en medio de las dificultades implica Su cuidado, Su provisión. El Señor sabe que lo incierto y difícil trae angustia a nuestros corazones por eso una y otra vez nos dice: “no temas porque yo estoy contigo (Isaías 41:10).

Es verdad que nadie anhela pasar por tiempos difíciles, pero los mismos son necesarios porque nos permiten ver la realidad de nuestra pequeñez frente a la grandeza de un Dios Fiel y Verdadero, nos permiten conocer y entender de una forma más cercana lo que Dios es y dice que hará. Son duros porque el poder reflejar la imagen de Dios en nuestras vidas requiere de ese proceso en el cual Él nos purifica, pero son gloriosos porque el resultado final será más de Él en nuestras vidas y ¿acaso no estamos en este mundo para poder reflejar Su gloria?

Que la realidad de un Dios poderoso, cercano y que lo sabe todo fortalezca nuestras mentes y afirme nuestros corazones en el día difícil de tal modo que seamos encontradas fieles porque Él es nuestro Dios Fiel.