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El rol de los padres en la prevención de la homosexualidad; conclusión

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Este es el último de seis artículos dedicados a la revisión del tema de la homosexualidad. En el primero, hablamos acerca de la relevancia de la homosexualidad; en un segundo artículo nos propusimos brindar esperanza para la persona homosexual; en el tercero abordamos el tema del matrimonio homosexual. El siguiente, el cuarto, fue dedicado a cómo ayudar a la persona homosexual a salir de su patrón de conducta; y en el quinto, comenzamos a ver el rol de los padres en la prevención de la homosexualidad. Hoy continuaremos y cerraremos con este último artículo.

En las últimas semanas hemos estado reflexionando acerca del tema de la homosexualidad. Es mucho el terreno que hemos recurrido, cubriendo diferentes aspectos de este tema tan controversial en nuestros días y ya hoy nos proponemos terminar nuestra reflexión. No es que hayamos agotado el tema, sino que entendemos que dado lo extenso del mismo, el resto de lo que no hemos cubierto es tema de cursos, charlas, libros, mesas redondas; más que de un blog destinado a proveer ciertas informaciones básicas. Habiendo definido en un principio lo que es la homosexualidad; sus orígenes, sus manifestaciones, hemos querido dedicar los últimos dos artículos al tema de la prevención de la misma, considerando que el “tratamiento preventivo”, siempre es más efectivo que la medicina curativa.

Como habíamos dicho anteriormente, Dios diseñó al ser humano para la procreación, y diseñó cada género (masculino y femenino) para aportar a la relación y a la familia cosas que el otro no podía dar por no haber sido diseñado para esa función. Los niños, varones y hembras, tienden a ir donde sus madres para recibir amor, pero necesitan de la figura paterna para encontrar atención y aprobación. Cuando ese padre no está ahí físicamente o emocionalmente para llenar esas necesidades, el hijo(a) comienza a pensar y actuar de una manera disfuncional en búsqueda de lo que su padre no está brindando. El niño pudiera buscar su sentido de valor en otro hombre y terminar experimentando con relaciones homosexuales; y la niña pudiera concluir que los hombres no son confiables para brindar apoyo y volcarse en búsqueda de una mujer con ciertas características masculinas, para desarrollar una relación de amor y apoyo. Esto es aún más cierto cuando el padre es verbalmente o físicamente abusivo.

Los padres deben comprometerse a participar diariamente en la vida del niño. Lamentablemente el afán de las vidas de muchas parejas, les deja poco tiempo y energías para dedicar a sus hijos. Y por eso tenemos las crisis en los hogares que vemos hoy. La falta de tiempo no es una excusa. Muchos padres que dicen no tener tiempo, hacen tiempo para ir al gimnasio, o para ir a jugar golf, o tennis o hacer cualquier otra actividad. La realidad es que hacemos el tiempo para aquellas cosas a las que realmente le damos importancia.

Quizás es un sacrificio para ese papá levantarse por las mañanas para ser quien lleve el niño al colegio, pero esa es una excelente oportunidad para compartir DIARIAMENTE un tiempo especial con sus hijos. Lo mismo podemos decir de la hora de la comida y de la hora de acostarse. El padre debiera hacer el esfuerzo para que por las noches sea él quien los acompañe a la cama hasta dormirse. Esos son momentos claves que un padre comprometido no debe desaprovechar.

Por otro lado, no hay duda que una madre que invierta su tiempo en afirmar y entender a su hija va a contribuir a su desarrollo sano. Esa madre, por diseño de Dios, tiende a ser más emocional que el padre y por ende puede entender mejor el mundo emocional de su hija. Esto es aún más importante hoy, donde las niñas están siendo empujadas cada vez más a comportarse como los hombres en los deportes y círculos sociales enseñándoles cómo competir con el sexo masculino.

Quisiera hacer una observación en este punto. Muchas madres vienen de hogares disfuncionales con heridas y resentimientos que no han sanado. Si ellas entran en un matrimonio donde el hombre no está haciendo el papel que le corresponde, muchas de esas madres resentidas hablan muy mal de la figura paterna y de los hombres en general. Y sin percatarse están creando una imagen “monstruosa” acerca de los hombres, en la mente de esa hija que están criando. Esto es muy nocivo para estas niñas en formación, que pudieran terminar rechazando a los hombres y buscando en las mujeres lo que les hace falta en términos afectivos y de aprobación.

Esa niña necesita oír de su padre que él la ama, que su padre la considera bonita, que él está orgulloso de ella cuando ella hace algo bien. Necesita sentir que su papá quiere pasar tiempo con ella; independientemente de que sea o no la mejor estudiante o deportista. Los seres humanos, y sobre todo los niños, necesitan amor incondicional. Amarla de esta forma no es consentirla, ya que no estamos hablando de amar sin disciplinar. La disciplina necesita ser parte integral de la formación de los niños. De hecho, muchos niños hablan de que ellos no le importan a sus padres, porque estos ni siquiera le disciplinan.

Cuando estas cosas no han sido hechas en años anteriores, y luego los padres cobran conciencia de lo que debieron haber hecho, es bueno que los padres lo puedan reconocer y pedir perdón a sus hijos por sus errores; por lo que no les brindaron. Luego expresarles que ellos todavía están interesados en amarlos, guiarlos y protegerlos. Esto contribuiría a sanar sus heridas, a mejorar la comunicación y contribuirá a afirmar en el joven su masculinidad cuando él ve a su padre hacer esto, y en la niña afirmará su feminidad cuando ve a la madre hacer lo mismo.

Quisiera que los padres entendieran que este problema de la homosexualidad es simplemente una consecuencia de algo que no anda bien en la familia. Y lo primero que no anda bien es la relación del padre y/o la madre con Dios. Ese hombre que no quiere que Dios interfiera en su vida, y por tanto lo deja fuera de su vida, luego no le gusta vivir con las consecuencias de haber dejado a Dios a un lado. Hemos hablado de cómo el hombre y la mujer deben funcionar correctamente, pero la realidad es que el hombre que no camina con Dios tampoco va a caminar conforme al patrón y modelo que Dios ha dejado. De manera que estas medidas preventivas y correctivas que hemos hablado van a funcionar mejor en el contexto de una familia o de un matrimonio que decida caminar con Dios y ajustarse al estándar bíblico.

Finalmente, para los homosexuales, una palabra de esperanza. Miren hacia dentro, reexamínense, y que así puedan descubrir que verdaderamente hay muchas heridas, ira, resentimiento, vacío, e insatisfacción en sus vidas, que han estado tratando de llenar a través del placer sexual. Mi consejo es entonces que busquen de una relación con Dios a través de la persona de Jesús, donde podrán encontrar perdón para sus pecados, sanación para sus heridas, gracia para perdonar, fortaleza para vivir, propósito para sus insatisfacciones de la vida y, como consecuencia de haber encontrado todo esto, encontrarán la paz que han estado persiguiendo por tantos años.

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