Aileen: Bienvenidas a “Mujer Para la Gloria de Dios”, les habla Aileen Pagan de Salcedo y Cathy Scheraldi de Núñez. MPLGDD es una producción del ministerio de mujeres Ezer de La IBI bajo la sombrilla del ministerio Integridad & Sabiduría.
El programa de hoy lo hemos titulado “El propósito de los milagros de Jesús”.
Cathy: Gracias a Dios por todas las oyentes que nos apoyan con su sintonía y mensajes. En verdad es una bendición poder compartir con ustedes.
Hoy queremos invitarlas a reflexionar con nosotras a partir de estas preguntas: ¿Sabías que los milagros de Cristo no fueron hechos para llamar nuestra atención? ¿Conoces el propósito divino de los milagros de Jesús?
Estaremos publicando en Instagram estas y otras preguntas más para que puedan reflexionar y sacar mayor provecho personal al contenido de MPLGDD. ¡No dejen de responderlas!
Como siempre, antes de iniciar con nuestro estudio, vamos a presentarnos a nuestro Señor. Oremos.
Aileen: La semana pasada hablamos sobre los milagros de Jesús, y como Dios siempre, los realiza con un propósito. No necesariamente para mostrar Su poder, llamar la atención o ganar dinero como hacían en los templos paganos, sino para autentificar a Jesús como el mensajero, además de enseñarnos algo nuevo de Dios.
Es interesante estudiar los milagros porque, usualmente, estos encierran enseñanzas más allá de lo obvio que son más profundas. Por ejemplo, vimos el milagro de Jesús al curar al hijo del saduceo y hacer manifiesta Su omnipresencia. A la misma vez, llevó a este padre saduceo a creerle a Él y dejar de lado de lado sus creencias. Los saduceos no creían en la vida después de la muerte, en ángeles, ni en espíritus, sino solamente en lo que estaba escrito en el pentateuco.
Cathy: También vemos la orquestación perfecta del Señor aun en medio de las dificultades. La enfermedad de su hijo produjo en el saduceo un entendimiento mayor de Dios, y especulo que una relación más cercana con Él.
Al repasar los milagros de manera general en los Evangelios, pareciera que, con el tiempo, los milagros aumentaban en tamaño y en complejidad. Empezando con el embarazo de una mujer ya muy mayor, Elizabeth, y luego el embarazo de una virgen, María. Sabemos que estos fueron ambos milagros que probablemente no llamaron mucho la atención porque no fueron realizados a luz público. Sin embargo, en Juan 6 leemos de un milagro en donde 5000 hombres y sus familias, luego de seguir a Jesús y sus discípulos por todo un día, fueron alimentados a partir de la multiplicación de los panes y los peces.
Quiero que resaltemos como Cristo, en medio de Su obrar estaba enseñando a los discípulos, y en aquel momento, específicamente a Felipe.
Aileen: En Juan 6:5 leemos lo que Jesús le preguntó a Felipe: “Dónde compraremos pan para que coman éstos?” Aun desde antes de hacer esta pregunta, ¿Ustedes no creen que Cristo sabía lo que debía hacer?
Cathy: ¡Claro que sabía! De hecho, el versículo 6 nos dice: “Pero decía esto para probarlo, porque Él sabía lo que iba a hacer.”
Aileen: Cristo no solamente sabía lo que iba hacer, ¡sino que también sabía lo que estaba en el corazón de Felipe!
Cathy: Felipe estaba evaluando las circunstancias a partir de una perspectiva mundana y limitada porque todavía no entendía quién era que estaba caminado con él. Esto es una lección para todas nosotras: no debemos evaluar nuestras vidas por lo que tenemos, sino por lo que Dios puede hacer, ¡aun con lo poco que tengamos!
Dios ha prometido proveer para todas nuestras necesidades conforme a Sus riquezas en gloria en Cristo Jesús (Filipenses 4:19). Entonces, tranquilas y confiadas, es Su responsabilidad y no la nuestra. Aunque tengamos poco, ofrezcámoselo a Dios. ¡Él es capaz de multiplicarlo y utilizarlo en grande!
Sabemos que aquel milagro fue tal que, a partir del almuerzo de una persona, no solamente se alimentaron más de 5000 personas, sino que hasta sobraron 12 canastas para cada uno de los discípulos.
Aileen: En realidad, esto es igual con nosotras. Nunca tendremos los recursos suficientes para hacer la obra de Dios, sin embargo, esto no debe pararnos. Si Dios nos está llamando, manos a la obra, porque Él hará lo que nosotros no podamos.
Pensando en los apóstoles, estos no tenían comida tampoco. Sin embargo, se preocuparon por sus prójimos por encima de sí mismos. La multiplicación fue tal que sobró no solamente lo que ellos necesitaban para comer, sino hasta para llevar en el viaje.
Cathy: ¡Este es nuestro Dios! Cuando ignoramos nuestras incapacidades y tenemos fe, ¡nos llenamos con Su suficiencia!
Aileen: Como vemos, a pesar de los milagros, las multitudes no aprendieron la lección. Querían utilizar el poder de Cristo para alcanzar sus intereses, remover al gobierno romano y que Cristo fuera su rey. Estaban desenfocados, porque habían malinterpretado las Escrituras. Dios quería que vivieran en paz, no porque tuvieran un gobierno pacifico, sino en paz con Dios, que va mucho más allá de lo que ellos estaban pidiendo.
Luego de este milagro de los panes y los peces, Cristo se separó de ellos y mandó a Sus apóstoles a zarpar en un barco hacia Capernaúm.
Cathy: Estando en el mar de Galilea, de repente comenzó una tormenta, lo cual no era raro que sucediera en aquella área cuando los vientos entraban de repente. Estos producían que las aguas se agitasen con frenesí, siendo muy peligroso. Estos son marineros experimentados que lucharon contra los vientos por más de tres millas.
Cristo esperó hasta este momento cuando los discípulos sintieron que no podían más y se acercó a la barca caminando sobre las aguas. Es entendible que dado los vientos y el agua picada, que los discípulos no pudieran ver bien y que no reconocieran que era Jesús quien estaba caminado sobre las aguas.
Aileen: Concluir que era un fantasma tampoco era extraño porque ninguno de ellos había visto con anterioridad a alguien caminar sobre las aguas. Jesús les ordenó a tranquilizarse y tener ánimo, luego subió con ellos a la barca y el viento se calmó. Como era de esperarse, los discípulos estaban asombrados en gran manera.
Al leer esta historia es importante que nos pongamos en sus zapatos; para aquel momento, todavía no había una Biblia, no tenían la morada del Espíritu Santo y acababan de ver un evento no natural y espectacular. Al leer el versículo 52, concluyo que posiblemente estos no eran creyentes todavía. Leamos: “porque no habían entendido lo de los panes, sino que su mente estaba embotada.”
Cathy: Sus mentes todavía estaban entenebrecidas. ¡Todavía no podían hacer la conexión! Con la misma palabra que Dios creó el mundo, calmó la tormenta. Si Él pudo crear todo con Su palabra, claro que también puede controlarlo todo.
Aquí hay otra lección también: ¡la misma naturaleza que por poco los hace zozobrar en el mar tuvo que obedecer a Su creador! Ahora podemos entender mejor el por qué, cuando llegó el día de Pentecostés, vino la morada del Espíritu Santo y los discípulos tuvieron tiempo de reflexionar sobre todo esto, fue que entonces conectaron los puntos. De ahí que todos tuvieran el valor de morir martirizados por la causa de Cristo, menos Juan.
El teólogo Tertuliano y la historia de la iglesia primitiva establecen que, aunque Juan fue sumergido en aceite hirviendo, ¡este logro escapar milagrosamente!
Aileen: Este es el poder que Dios tiene a disposición de cada uno de Sus hijos. ¡Un encuentro con el Dios viviente nos cambia para siempre y nos capacita para hacer mucho más de lo que jamás pudiéramos imaginar!
Hay otro milagro que muestra el poder de Cristo sobre Su creación y también el poder y propósito de las tragedias. Desde el tiempo de Cristo, y hasta el día de hoy, muchos creen que las enfermedades son consecuencia directa del pecado. Si bien en general las enfermedades son producidas por el pecado porque antes de la caída no había enfermedades ni muerte, no necesariamente una enfermedad es por un pecado especifico. En el libro de Juan, capitulo 9, vemos a un hombre ciego desde su nacimiento. Uno de los discípulos le preguntó a Jesús: ¿quién había pecado, el hombre o sus padres?
Cathy: Escuchemos la respuesta de Jesús: “Ni éste pecó, ni sus padres; sino que está ciego para que las obras de Dios se manifiesten en él.” (Juan 9:3) Es importante que entendamos así como este hombre aprendió que Dios tiene un propósito bueno en todo. Luego Jesús continuó diciendo: “Nosotros debemos hacer las obras del que me envió mientras es de día; la noche viene cuando nadie puede trabajar. Mientras estoy en el mundo, yo soy la luz del mundo.” Este pobre hombre nunca había visto la luz, y ahora no solamente vería la luz de la creación, sino la luz del mundo, Jesús. Imagínense el alboroto que produjo este milagro en aquel pueblo. Este era un hombre bien conocido por todos; los fariseos y saduceos seguramente lo habían juzgado y algunos del pueblo lo ignoraron. Otros probablemente tuvieron compasión y le ayudaron. Hasta que aquel día entró en el Templo sin necesidad de ayuda. Por primera vez, pudo ver el Templo, a su familia y a sus vecinos quienes no tenían una explicación de lo sucedido.
Aileen: Algunos incluso pensaron que este era otro hombre parecido y él los corregía. Como lo sucedido era algo imposible de hacer humanamente, entonces comenzaron a preguntar, ¿cómo esto ocurrió?
El hombre explicó que Jesús escupió en la tierra, hizo barro con la saliva, le untó el barro en los ojos y lo mandó al estanque de Siloé para lavarse y recuperó su vista.
Al escucharle, en vez de celebrar, ¿qué hicieron los fariseos? ¡Criticar a Jesús por trabajar un sábado, el día de reposo!
Cristo está mostrando Su poder sobre las enfermedades, poniendo en evidencia la mala teología, el peso que le habían atribuido al día de reposo, y el mal testimonio de los fariseos. Jesús hizo lo que ellos fueron incapaces de hacer.
Es importante que entendamos que las cosas no son diferentes hoy tampoco. Cuando alguna situación no se ajusta a nuestra cosmovisión, en vez de cambiar nuestra cosmovisión, ¡buscamos justificar nuestras creencias!
Cathy: La conclusión de los fariseos fue que el verdadero Mesías no obraría en el día de reposo. Por eso Jesús dijo a los mismos fariseos en Marcos 2:27, “El día de reposo se hizo para el hombre, y no el hombre para el día de reposo.” Es el hombre que necesita ajustarse a Dios, no Dios a los hombres. Dios nos ordena a adorarle con todo lo que hagamos. Nos manda a tomar un día para específicamente buscar Su rostro y adorarle. Ayudar a tu prójimo, aun en el día de reposo es una forma de honrar a Dios.
Hay un último milagro que podemos revisar hoy y es cuando Jesús resucitó a Su amigo Lázaro. Recordemos que sus hermanas mandaron a buscar a Jesús y este no vino hasta pasado cuatro días.
Aileen: Al llegar, Marta, quien creía que Jesús era capaz de solamente curarlo, le reclamó a Jesús Su tardanza en llegar. Marta creía que todo lo que Jesús le pidiera a Dios, este se lo concedería. Sin embargo, no después de que Lázaro estuviera muerto.
Jesús entonces le recordó que su hermano habría de resucitar y Marta que conocía la teología, entendió que su hermano resucitaría en el día final.
Jesús entonces le explicó que Él es la resurrección y la vida: “el que cree en mí, aunque muera, vivirá, y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás” (Juan 11:25-26). Entonces, Marta le creyó a Jesús.
María también tiene un encuentro con Jesús y tiene la misma confusión de su hermana. Cristo va a la tumba y llama a Su amigo a salir, y como sabemos, Lázaro salió de la tumba. No puedo imaginar lo que pensaron las personas que estaban allí.
Cathy: ¡Hay tanto que podemos aprender de los milagros de Jesús! Sin embargo, ya por hoy no podemos continuar porque el tiempo se nos agotó y tenemos que terminar. En el próximo programa, seguiremos estudiando sobre los milagros de Jesús.
Mientras tanto, meditemos esta semana sobre lo que hemos compartido hoy, evaluando nuestras vidas a la luz de lo que nos dice Su Palabra. No dejen de sintonizarnos en nuestro próximo programa. ¡Aquí les esperamos!
Aileen: Queridas hermanas, recuerden que necesitamos de sus oraciones para seguir llevando el mensaje del evangelio para edificación de Su pueblo y también para que Dios nos siga guiando en Su verdad. Oremos por el programa Mujer Para la Gloria de Dios y toda iniciativa por compartir el evangelio. ¡Necesitamos la protección de nuestro Señor!
Cathy: Les esperamos en nuestro próximo encuentro, ¡Dios les bendiga!