Inicio Artículos ¿Dónde está Dios en medio de mi ansiedad?  ¡Él está cerca!

¿Dónde está Dios en medio de mi ansiedad?  ¡Él está cerca!

947
0

“Regocíjense en el Señor siempre. Otra vez lo diré: ¡Regocíjense! La bondad de ustedes sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca.  Por nada estén afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer sus peticiones delante de Dios.  Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús. Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable], si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en esto mediten.  Lo que también han aprendido y recibido y oído y visto en mí, esto practiquen, y el Dios de paz estará con ustedes. Lo que también han aprendido y recibido y oído y visto en mí, esto practiquen, y el Dios de paz estará con ustedes. (Filipenses 4:4-9).

Amazon sigue con cuidado lo que los propietarios de libros electrónicos destacan en su lectura y reveló el pasaje bíblico más destacado por los usuarios: “Por nada estén afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer sus peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús” (Filipenses 4: 6-7).

Nada turba más nuestros espíritus que nuestras preocupaciones y ansiedades. La ansiedad es una pesada carga que perturba el alma.

Tenemos que procurar un fundamento espiritual fuerte basado en el Señor Jesucristo, porque la solución principal para la ansiedad es la Palabra reconfortante del Dios Todopoderoso. La Palabra de Dios fue lo que el Apóstol Pablo usó para lidiar con sus ansiedades.

Creo que la mayoría de mis hermanas en la fe conocen estos versículos, y muchas de ellas los pueden recitar de memoria.  Los han convertido en el arma que esgrimen cuando creen que pudieran enloquecer a causa de la preocupación y de los pensamientos recurrentes que como experto tejedor aprieta los hilos hasta que esos pensamientos pueden llevarnos a niveles extremos. Estos versículos son la receta perfecta del Apóstol Pablo. Efectiva en toda ocasión y circunstancia; el versículo 6, nos dice: “en todo”. 

Realmente, La Palabra de Dios es nueva cada vez que me acerco a ella.  Sin importar las veces que la leo, siempre algo nuevo puedo observar. En el versículo 9, leemos: “Lo que también han aprendido y recibido y oído y visto en mí, esto practiquen y el Dios de paz estará con ustedes”.

Este verbo, practicar, implica que debemos esforzarnos para desarrollar hábitos y destrezas como lo hace un violinista al practicar cada día, por horas, las piezas musicales que ha de memorizar para su ejecución.  

Pero, ¿qué debemos practicar?

  • Debemos practicar el regocijarnos.  La guerra contra la preocupación empieza cuando nos acercamos a Dios, fuente de esperanza y depósito de gozo (v. 4).
  • Debemos practicar la bondad por causa de la cercanía al Señor. (V.5).  El salmo 34:18, nos dice: “Cercano está el Señor a los quebrantados de corazón, y salva a los abatidos de espíritu”.
  • Debemos practicar la oración sincera y bíblica. Ruego y súplica. Intercambiando nuestras ansiedades por Su paz.  ¡Glorioso Intercambio!
  • Debemos practicar la Gratitud. La gratitud es el antídoto contra el descontento y la insatisfacción.  Como dice el Salmo 100:4, Nosotras tenemos el privilegio de “entrar por sus puertas con acción de gracias y a sus atrios con alabanza, dándole gracias y bendiciendo su nombre. Dando gracias porque ÉL es DIOS, de quien fluye toda dádiva y bendición. 
  • Debemos practicar, pensar y meditar la Palabra.  Esto tiene un poder transformador y cambia nuestro entorno de ansiedad, en algo que produce alabanza. (V.8).

Cuando la ansiedad quiere tomar control de nuestra mente, debemos traer a la memoria las verdades aprendidas.  Dejar de escucharnos y empezar a hablarnos, predicarnos y exhortarnos a nosotras mismas. No podremos vencer la ansiedad a menos que sustituyamos los pensamientos de preocupación con pensamientos dignos, puros, amables, llenos de virtud. Pensar en cosas verdaderas, respetables, justas y que merecen elogio, aquellos pensamientos que vengan de la mente del Dios de Paz.

Dios quiere que tengamos Paz en toda circunstancia, y éste será el resultado de las prácticas que debemos desarrollar para vencer una mente ansiosa en toda ocasión.

¡Estemos alerta! Recuerda que el profeta Elías, luego de haber sido usado poderosamente por Dios, y haber cumplido su propósito, se dejó intimidar ante la amenaza de muerte de Jezabel la esposa del rey Acab, se desorientó y por causa del miedo se llenó de ansiedad, huyendo de ella como como un errante sin dirección, hasta que el ángel del Señor lo interceptó, lo levantó y restauró. Tuvo su encuentro grandioso con Dios, quien le confrontó, le ministró y le encomendó una nueva misión, para cumplir   su propósito. (1Reyes 18: 20 – 19:1 -18). 

 ¡Dios está cerca!   Conozcamos más íntimamente a Dios y sus atributos. Dios es infinito, Su Paz nunca acaba.  Dios no cambia, es inmutable, su paz es inquebrantable.  Dios es Todopoderoso y es capaz de destruir toda ansiedad de nuestras vidas. Él es Omnipresente y está en todo lugar y toda ocasión.  Dios es Fiel, su Paz es inalterable.

No solo tendremos la Paz de Dios (v.7), sino que el Dios de Paz nos promete estar con nosotros (v.9).  

Lo único mejor que la paz de Dios es el Dios de Paz, quien nos promete estar con nosotros para siempre.  “Porque Él mismo es nuestra paz” (Efesios2: 14ª).

Oremos:

Señor, tú conoces todos los eventos de mi vida que me producen ansiedad y nada te es oculto. Gracias porque tú mismo estás conmigo en medio de ellas.  Que tu paz gobierne en mi corazón, para que cuando las tormentas se acerquen, mi alma esté anclada en el Príncipe de Paz, Jesucristo mismo.

Artículo anteriorComunicándonos con Dios a través de la oración
Artículo siguienteLa ansiedad que te lleva al naufragio
Hija de Dios por Su gracia y misericordia inmerecida por casi 25 años. Casada con Justo Mirabal Díaz. Mamá de 3 y abuela de 5. Egresada del Instituto Integridad & Sabiduría. Miembro de la Iglesia Bautista Internacional (IBI) donde sirve en el Cuerpo de Consejeros, en el equipo del Ministerio Discipulado Matrimonial y en el Ministerio de Mujeres Ezer.