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Dios nos ayuda en la depresión

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«Vengan a Mí, todos los que están cansadoy cargados, y Yo los haré descansar.» (Mateo 11:28).

Depresión… una palabra muy usada en estos días. Nos trae mucha confusión y frustración tratar de entenderla y superarla. La neurociencia y la psicología ofrecen muchas teorías. La definen como un trastorno del estado de ánimo con repercusiones tanto mentales como físicas, diferente de los típicos sentimientos de tristeza o pena. Según la Asociación Americana de Psiquiatría, uno de cada 15 adultos experimenta el desequilibrio químico que es la depresión en un año determinado, y uno de cada seis lo experimenta en algún momento de su vida. ¡Wow, ¿qué estadísticas tan poco alentadoras!

Mientras que los problemas médicos y emocionales contribuyen a la depresión, sabemos como cristianas, que esta condición tiene componentes espirituales muy significativos y para poder combatirla debemos buscar las respuestas en Su Palabra.

¿Qué dice Dios sobre la depresión a través de su Palabra?

Bastante, en realidad. La depresión en la Biblia no es difícil de encontrar.  La depresión es algo muy evidente en los relatos bíblicos.  Aunque la Biblia no utiliza explícitamente la palabra “depresión”, a menudo se describe con otras palabras similares como “abatido»,“turbado», “desesperado», «preocupado», «miserable», etc.

Por tanto, en mí está agobiado mi espíritu; Mi corazón está turbado dentro de mí.” (Salmos 143:4).

Varios personajes de la Biblia lucharon contra la depresión, la desesperación y otros problemas relacionados. Podemos identificar la depresión, a lo largo de los Salmos, en las angustias de David sintiéndose abandonado por Dios y oprimido por sus enemigos; en las luchas que enfrentó Elías; en los intensos sufrimientos de Job; en Jeremias, cuyo mensaje fue prácticamente rechazado, deseaba no haber nacido nunca; Cuando Dios perdonó al pueblo de Nínive, Jonás, que quería que Dios los juzgara, pidió a Dios que lo matara. Juan el Bautista se deprimió en la cárcel y se preguntó si Jesús era realmente el Mesías; Pedro lloró amargamente cuando negó al Señor tres veces. Entonces, podemos concluir que la depresión en la Biblia es muy real y estuvo muy presente.

El hecho de que en tantos relatos bíblicos se presente este profundo sentimiento humano, nos revela que la depresión no es algo que Dios menosprecie, sino que Dios escucha nuestras peticiones delante de Él. Los sentimientos de tristeza y desesperación son una parte común de la experiencia humana, incluso para aquellos que son fieles y devotos a Dios. 

Veamos la historia de Moisés. El tuvo su propio período oscuro en el desierto varias veces, en el transcurso de su larga vida. Dios le había encomendado sacar a Su pueblo Israel de Egipto y llevarlo a la Tierra Prometida, un trabajo que Moisés no quería hacer, pero Dios insistió. Moisés obedeció a Dios una y otra vez, sólo para enfrentarse a la oposición, las quejas y el rechazo de un pueblo descontento y atemorizado. 

Llega a un punto dado, que Moisés gritó al Señor: «Yo solo no puedo llevar a todo este pueblo, porque es mucha carga para mí. Y si así me vas a tratar, te ruego que me mates si he hallado gracia ante Tus ojos, y no me permitas ver mi desventura”. (Números 11:14-15).

Moisés estaba agotado.  Estaba cansado.  Tenía mucha carga sobre él. Estaba afligido por el pecado de su pueblo. En sus sentimientos de ira y frustración, Moisés, como líder, estaba a punto de renunciar. Él olvidó las promesas y el poder de Dios para lograr Sus propósitos. Él había olvidado al Dios que le decía constantemente:  «Yo te envío, yo estoy contigo, yo soy el Creador».

Moisés, como muchos otros siervos de Dios, se enfrentó a decepciones y a retos aparentemente insuperables; sin embargo, lo más notable es que Su Palabra muestra que pudieron superar la depresión, los miedos y las preocupaciones confiando en Dios. Esta realidad nos ofrece aliento, ya que muestra que Dios está presente en medio del sufrimiento y puede traer sanación y restauración.

Dios, a través de Salomón, ofrece un diagnóstico y una receta en Proverbios 12:25: «La ansiedad en el corazón del hombre lo deprime, Pero la buena palabra lo alegra”.  Esta pequeña porción de sabiduría es un buen punto de partida. Debemos buscar en Su Palabra las respuestas a nuestras angustias.

¿Qué dice la Biblia sobre el tratamiento de la depresión?

Jesús reconoció el peso de nuestros problemas, ya fueran físicos o emocionales, y prometió: «Vengan a Mí, todos los que están cansadoy cargados, y Yo los haré descansar. Tomen Mi yugo sobre ustedes y aprendan de Mí, que Yo soy manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para sus almas. Porque Mi yugo es fácil y Mi carga ligera«. (Mateo 11:28-30).

El primer paso para superar la depresión es acudir al Todopoderoso, leer las Escrituras y orar para que nos guíe. Dios nos llama a poner nuestras luchas a los pies de la Cruz, diciéndonos que no estamos solas al llevar estas cargas. Podemos pedir a Dios la fuerza para llevarnos a través de estos tiempos difíciles, cuando estamos cansadas y agobiadas. A través del poder de Su Espíritu somos fortalecidas (Efesios 3:16).

La depresión es como tener la vista borrosa, llena de nubes, sin poder ver a nuestro Dios de una manera clara y definida. Debemos acudir a nuestra guía, nuestra lámpara, nuestro faro; Su Palabra nos ayuda a redirigir nuestra mirada y centrarnos en la bondad de Dios. 

Su Palabra nos ayuda a recordar sobre nuestro Dios, que:

-ÉL ES NUESTRA FORTALEZA

Dios nos ha dicho que seamos valientes. La vida puede complicarse, pero Dios nunca nos abandona. No necesitamos ser fuertes en nosotras mismas, sino que podemos buscar la fuerza y el poder de Dios para que nos ayude a levantarnos. (Deuteronomio 31:6; Josue 1:9; Salmos 46:1; Isaias 41:10; Filipenses 4:12-13).

-ÉL ES NUESTRO CONSUELO Y PAZ

Podemos encontrar paz en los brazos de Dios. El Señor estará con nosotras y nos guiará en todo momento, incluso en nuestros momentos más oscuros. (2 Tesalonisenses 3:16; Filipenses 4:6; Juan 16:33; Lucas 12:25-26).

-ÉL NOS AMA

Romanos 8:38-39 «Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro.» Este versículo nos ilustra el intenso poder del amor de Cristo, nos sostiene a través de los desafíos más difíciles de la vida.

-ÉL CUIDA DE NOSOTRAS

1 Pedro 5:6-7 «Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que Él los exalte a su debido tiempo, echando toda su ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de ustedes.«

-ÉL ES NUESTRO GOZO 

 (Jeremias 29:11).

Salmos 16:11 «Me darás a conocer la senda de la vida; En Tu presencia hay plenitud de gozo; En Tu diestra hay deleites para siempre.

-ÉL ES NUESTRA SALVACION

 (Proverbios 18:10; Salmos 34:18).

Salmos 42:11: «¿Por qué te desesperas, alma mía,Y por qué te turbas dentro de mí?
Espera en Dios, pues lo he de alabar otra vez. ¡Él es la salvación de mi ser, y mi Dios!«

Cuando esperamos en Él, confiamos en que sigue siendo Dios y que nos librará de nuestra depresión.

¡Hay esperanza!  ¡No estamos solas, Dios nos ve! Él entiende el peso que puede traer la depresión y el dolor. Jesús lo llevó en la cruz, y lo hizo por nosotras. (Isaias 53:5).

NOTA: Vivimos en un mundo caído con cuerpos caídos. Es importante señalar que, si bien la oración y las Escrituras son siempre ingredientes claves para ayudarnos a combatir la depresión, ya la depresión clínica más severa puede requerir tratamiento médico y asesoramiento. Buscar tratamiento médico además de la vida de oración y fe no es fracasar, tan solo son herramientas adicionales para ayudarnos a superar esta enfermedad mental.