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Descubriendo tu propósito en Cristo 

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«Porque somos hechura Suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas» (Efesios 2:10). 

¿Te has preguntado alguna vez para qué fuiste creada? ¿O por qué y para qué estás en este mundo?  

Fuimos creadas por Dios, a Su imagen y semejanza, para traer gloria y honra a Su nombre. ¡Somos hechura Suya! Nos pensó y nos dio vida con amor, cuidado y detalle; con un plan determinado, con el fin de que reflejáramos Sus virtudes y Su carácter. 

Dios es el creador de todo cuanto existe, y además sostiene todo lo creado con el poder de Su Palabra (Hebreos 1:1-3). Tú eres creación de Dios. Él te pensó desde antes de la fundación del mundo y puso en ti todo lo necesario para que pudieras cumplir con Sus propósitos. En el Salmo 139:14-16, David expresa su asombro al meditar en lo que significa la creación de una persona en el vientre de su madre. Fíjate que de lo que Dios pensó para ti, no faltó nada. Portas Su imagen y semejanza, ¡y estás completa en Él para andar en Su voluntad! Te ha colocado en la familia, el trabajo, la universidad, la ciudad y el país adonde Él desea que reflejes Su gloria.  

Sin embargo, estas buenas obras que Dios preparó para cada una de nosotras solo son posibles cuando hemos nacido de nuevo y el Espíritu Santo habita en nosotras. Las acciones piadosas y las virtudes del carácter de Cristo no proceden de nuestra carne, sino de un espíritu regenerado, una mente renovada y una voluntad que continuamente se rinde en obediencia a Su Palabra. 

En 1 Pedro 2:9, a los hijos de Dios se nos describe como: «linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios». ¿Con qué propósito? «A fin de que anuncien las virtudes de Aquel que los llamó de las tinieblas a Su luz admirable». Estas virtudes se cultivan día a día en nuestras vidas, a medida que leemos, estudiamos, meditamos y reflexionamos en Su Palabra. Al hacerlo, permitimos que esta cobre vida en nosotras y guíe nuestra voluntad, decisiones, pensamientos y acciones, mientras rendimos cada día nuestra voluntad, planes y deseos a Su voluntad, Sus planes eternos y Sus propósitos. 

Cada una de nosotras se encuentra en un escenario distinto en el mundo. Adondequiera que el Señor te haya colocado —sea en tu hogar, asumiendo tu rol de esposa y madre; en el centro educativo donde estudias; en el lugar donde trabajas; en el sitio donde vives; y entre las personas que forman tu familia—, ¡es en ese escenario donde Dios te llama a andar en las buenas obras (que aprendes en la Palabra) que Él preparó para ti!  

Cuando descubrimos en la Biblia esas verdades que revelan Su voluntad para nosotras y comenzamos a andar en ellas, entonces podemos decir como el salmista: «Me deleito en hacer tu voluntad, Dios mío; Tu ley está dentro de mi corazón» (Salmos 40:8). 

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Cristina Incháustegui
Esposa de José Alfonso Poy y madre de dos hijos. Sicóloga escolar de profesión con diplomado en Educación cristiana del Seminario Teológico Presbiteriano, Mérida, México. Miembro de la IBI desde el 2010 y parte del ministerio de misiones Antioquía y del Ministerio de mujeres Ezer. Directora del Programa AMO para América Latina y el Caribe. Apasionada por la enseñanza bíblica y convencida del poder de la educación para bien o para mal, según donde estén sus raíces.