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Descansando en las promesas de Dios

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En un artículo anterior, vimos que podemos estar afirmadas en la fidelidad de Dios porque Él es fiel. Es parte de su carácter y uno de sus maravillosos atributos. Él no puede negarse a sí mismo por lo tanto siempre será fiel a Su palabra. También vimos que una de las razones por las cuales Dios nos ha dado profecías y promesas es para revelarnos ese aspecto de Él mismo que es Su fidelidad. Para enseñarnos que podemos confiar en Él (1 Corintios 1:9). Otra de las razones es para que pudiéramos identificar al Mesías Prometido cuando llegara como el enviado del Padre. Y así fue. Jesucristo es el cumplimiento de las promesas de Dios. En Su resurrección, el Padre dio el Sí a Su obra expiatoria y ese mismo Sí a todas Sus promesas. Por ello, todas las promesas que Dios nos ha dado son nuestras al estar en Cristo y sólo por medio de él (2 Corintios 1:20).

Otra de las razones ha sido el que por medio de ellas lleguemos a ser partícipes de Su naturaleza al escapar de la corrupción del mundo por habernos aferrado a ellas (2 Pedro 1:4), y por último también nos las ha dado para que descansemos en ellas. Aquí la palabra descanso implica estar tranquila y sin cuidado por tener nuestra confianza puesta en Dios. Implica también soltar el control porque sabemos que Él, quien es fiel a Su palabra, controla todas las cosas.

Esta extraordinaria realidad nos motiva a conocer qué es lo que Dios nos ha prometido. Nuestro Padre es rico en gracia y poder, ha hecho una gran provisión para nosotras en Su Palabra. La Biblia está repleta de promesas para sus hijos. Estas promesas cubren todas las áreas de nuestra vida. Son tantas que no podemos verlas todas en un breve artículo como éste. Por lo tanto, veremos solo algunas dividas por categorías:

Nuestra salvación en Cristo:

  • Es gratuita por medio de la fe:
    “Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no de vosotros, sino que es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.” (Efesios 2:8-9)
  • Es segura, no la podemos perder:
    “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen; y yo les doy vida eterna y jamás perecerán, y nadie las arrebatará de mi mano” (Juan 10:26-28).
    Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída y para presentaros sin mancha en presencia de su gloria con gran alegría” (Judas 1:24).
  • Nos ha dado vida eterna:
    “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, más tenga vida eterna” (Juan 3:16).

Nuestro crecimiento espiritual:

  • Está garantizado por Dios mismo:
    “Estando convencido precisamente de esto: que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús” (Filipenses 1:6).
  • Nuestro esfuerzo es recompensado:
    Pues estas virtudes, al estar en vosotros y al abundar, no os dejarán ociosos ni estériles en el verdadero conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.” (2 Pedro 1:8)

En nuestras tentaciones:

  • Son medidas de acuerdo con lo que podemos resistir:
    “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres; y fiel es Dios, que no permitirá que vosotros seáis tentados más allá de lo que podéis soportar, sino que con la tentación proveerá también la vía de escape, a fin de que podáis resistirla” (1 Corintios 10:13)
  • Dios nos dará la salida y poder para resistirla:
    el Señor, entonces, sabe rescatar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos bajo castigo para el día del juicio” (2 Pedro 2:9)

En nuestras tribulaciones y pruebas:

  • Dios nos promete Su consuelo y cuidado:
    “el cual nos consuela en toda tribulación nuestra, para que nosotros podamos consolar a los que están en cualquier aflicción con el consuelo con que nosotros mismos somos consolados por Dios” (2 Corintios 1:4).
    Pero Dios, que consuela a los deprimidos, nos consoló con la llegada de Tito” (2 Corintios 7:6)
  • Producirán un resultado bueno en nuestro crecimiento y carácter:
    “Tened por sumo gozo, hermanos míos, el que os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia, y que la paciencia tenga su perfecto resultado, para que seáis perfectos y completos, sin que os falte nada” (Santiago 1:2-4).

En nuestro andar aquí en la tierra:

  • Nos ha prometido su compañía constante:
    yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.” (Mateo 28:20)
  • Nos ha prometido su cuidado constante:
    “echando toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros” (1 Pedro 5:6-7)
  • Nos ha prometido darnos propósito:
    Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas” (Efesios 2:10).

En nuestra vida venidera:

  • Nos ha prometido una nueva Tierra:
    “Pues he aquí, yo creo cielos nuevos y una tierra nueva, y no serán recordadas las cosas primeras ni vendrán a la memoria” (Isaías 65:17)
    “Pero, según su promesa, nosotros esperamos nuevos cielos y nueva tierra, en los cuales mora la justicia” (2 Pedro 3:13).
  • No habrá ya más dolor ni tristeza:
    “Él enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado” (Apocalipsis 21:4)

Amada, estas son sólo algunas de ellas, como una pequeña muestra de la gran variedad de promesas que nuestro buen Padre nos ha dado para que descansemos en ellas. Conozcamos estas promesas, aferrémonos a ellas y caminemos confiadas. Él es fiel en cumplir todas y cada una de ellas. En la medida en que las vayamos creyendo, vamos a ir experimentando alivio de nuestras cargas e iremos viendo su cumplimiento. Nuestra fe crecerá y experimentaremos el descanso que solo podemos encontrar en Él.

Así que ánimo, hermana mía. Busca tu promesa, deja de divagar en tu mente y empieza a caminar hacia el reposo que El promete. Entremos en Su reposo hoy por medio de la fe en sus promesas.