Este domingo, el pastor Miguel Núñez retomó la serie “Él es, el Cristo que predicamos» predicando el sermón “Cristo, el orquestador de tormentas” basado en Marcos 6:45-54.
Cada uno de nosotros ha pasado por dificultades, adversidades, pruebas y tormentas de diferentes tipos en algún momento de su vida. De la misma manera, es fácil admitir que todos hemos experimentado temor, ira, frustración e impotencia en medio de esas tormentas. De alguna manera nosotros hemos olvidado que Dios se declara responsable de todo cuanto ocurre en su universo y de manera especial de cuanto ocurre en nuestras vidas como vemos a lo largo de la historia bíblica. Por tanto, Dios es el responsable de todas y cada una de tus tormentas (Isaías 45:7; Amós 3:6; Lamentaciones 3:38)
Desafortunadamente, en vez de someterse a la voluntad de Dios, muchos luchan contra la tormenta que ha llegado a su vida, pasando por alto que la tormenta ha sido orquestada por Dios. Por tanto, luchan contra Dios y no contra la tormenta.
En su comentario sobre el libro de Mateo, Warren Wiersbe nos dice que hay dos tipos de tormentas que Dios orquesta:
- tormentas de corrección cuando Dios nos disciplina y
- tormentas de perfección cuando Dios simplemete quiere hacernos crecer.
Ambos tipos de tormentas son necesarias. Las tormentas de corrección nos quiebran el orgullo, la rebeldía, la autosuficiencia y el espíritu de desobediencia y nos forzan a someternos a Su voluntad. Las tormentas de crecimiento nos fortalecen el carácter, debilitan mis emociones negativas como lo es el temor y la ira, y nos enseñan a confiar solo en Dios y no en el hombre.
El pasaje de hoy narra un evento de tormenta que parece ser una tormenta de corrección y de perfeccion a la vez.
La primera vez que Cristo calma una tormenta es en Marcos 4 y la respuesta de los discípulos simplemente fue ¿y quien es este que hasta los vientos le obedecen? Pero ahora, la segunda vez, la respuesta es en “Entonces los que estaban en la barca le adoraron, diciendo: En verdad eres Hijo de Dios.” (Mateo 14:33)
Notemos que lo último que ocurrió ese día fue que ellos se postraron y le adoraon y dijeron verdaderamente tú eres el Hijo de Dios. Ahí era exactamente donde Cristo quería llevarlos: a un mejor conocimiento de quien Él es, para que eso produzca una mejor adoración. La única adoración que Dios quiere es la adoración en espíritu y en verdad la cual depende de lo que yo conozca de Él.
Este fue el entrenamiento del Senor:
- Primero una tormrenta en medio del mar donde el Señor estaba presente en la misma barca con ellos (En Marcos 4).
- Luego una tormenta también en el mar donde el Señor NO estuvo visiblemente con ellos inicialmente (En Marcos 6).
- Posteriormente al morir Cristo, sufrieron una tormenta emocional con la pérdida de su esperanza.
- Y luego después de la muerte de Cristo se produjo entonces la tormenta de la persecución. Pero para entonces los discípulos estaban preparados para resistir los embates.
Donde tú estás ahora mismo?
- ¿En medio de la tormenta que Dios ha levantado, luchando en contra de la voluntad de Dios? La respuesta es arrepentimiento.
- ¿En tu barca lleno de temor? La solución es llegar a conocerle mejor.
- ¿Fuera de la barca, y en medio de la tormernta, pero lleno de pánico? Lo que necesitas es clamar a Él y Él te responderá.
- ¿Fuera de la barca confiando en Jesús? Ahora, no te dejes seducir, ni distraer.
- ¿O estás de rodilla adorándole después de haber pasado la tormenta y de haberle conocido mas íntimamente a través de la tormenta?