¿Cuál ha sido la mejor película de todos los tiempos? Preguntó una chica en una clase sobre cine. “Esa es una pregunta muy difícil de responder”, contestó el profesor y continuó: “Tras más de un siglo de vida del séptimo arte, es imposible elegir una mejor película. Pero, lo que si podemos decir con certeza es lo que hace que una película sea buena: una buena historia, contada a través de una trama inteligente, con buenos puntos de giro” (Un punto de giro es el momento en el que la trama de nuestra historia sufre un cambio que impulsa la acción o hace que se mueva en otra dirección).
Al pensar en su respuesta, llegué a la conclusión de que, si se hiciera una película contando mi vida; como cristiana, podría decir que muchos de los puntos de giro de mi historia se han dado como respuestas a la oración. La oración siempre produce un cambio, ya sea en las circunstancias o en nosotras. Sin embargo, algunos cristianos afirman que no podemos cambiar nada con la oración porque ya todo está orquestado por Dios. Y otros siguiendo esa línea de pensamiento, se preguntan: ¿Si nuestro Dios soberano ya escribió nuestra historia, para qué tenemos que orar? Es cierto que Dios es soberano y ha orquestado nuestras vidas, conforme a Su buen plan para nosotras, pero también es cierto que Él escucha nuestras oraciones y responde a ellas. Las dos afirmaciones son verdaderas y aunque parecieran contradictorias, no lo son. Mi pastor, Miguel Núñez, en una de sus predicas respondió a esta problemática de una forma muy sencilla pero profunda. Dios ha orquestado todas las cosas, ya sea mediante su voluntad decretada o su voluntad permisiva; pero también ha decretado que solo nos dará ciertas cosas, si las pedimos en oración. Esto lo podemos ver en Santiago 4:2. Dios nos dice en Su Palabra: “Clama a mí y yo te responderé”. Podemos ver aquí lo que explicó el Pastor Miguel, Dios ha decretado que nos responderá si clamamos. Si no hay clamor, no hay respuesta. Ahora bien, Dios es omnisciente, conoce el futuro y ya sabe si clamaremos o no. Por lo que ya ha incluido en su orquestación, nuestras oraciones o la falta de ellas.
En la Biblia vemos de forma muy clara que Dios quiere que oremos a Él. Entonces, ¿en qué consiste la oración? ¿Cuál es su finalidad? Tim Keller, reconocido autor estadounidense, dice que “la oración es continuar una conversación que Dios ha comenzado a través de Su Palabra y Su gracia, la que con el tiempo se convierte en un pleno encuentro con Él”. John Knox, reformador escocés la definió como (una conversación sincera y familiar con Dios). Mientras que Juan Calvino la llamó “Coloquio familiar entre los fieles y Dios”.
Todos coinciden en que es un medio de comunicación y comunión con Dios, en el cual hay intimidad (encuentro- familiar- Coloquio). Alguien dijo una vez, que todo lo que Dios ha hecho ha sido con la finalidad de revelarse a sí mismo. La creación revela Su gloria, la Palabra Su gracia salvadora, Jesucristo nos revela al Padre, El Espíritu nos revela al Hijo. En esa misma línea, podríamos decir que la oración es también un medio por el cual nuestro Dios se nos revela. Si nos trasladamos al Edén, podemos ver que Adán y Eva gozaban de plena comunión con Dios, lo conocían bien; tenían amistad intima con Él, pero cuando cayeron en pecado, esa caída produjo una separación tal, que no solo esa relación se perdió, sino también el conocimiento mismo de quién es Dios. Pero en su gracia, en el tiempo señalado, Dios envió a Su Hijo a pagar por nuestra culpa y restablecer esa comunión nuevamente. Y además revelarnos esa imagen perdida de quien es Él. Es decir, darse a conocer por nosotros. Por eso, toda oración, debe hacerse en el nombre de Cristo. Él es nuestro mediador y también quien nos revela al Padre.
En el nuevo Reino, al final de los tiempos, lo conoceremos íntimamente, por completo y gozaremos de una relación perfecta con Él por la eternidad. Pero mientras tanto, aquí y por ahora, tenemos el Espíritu Santo en nuestros corazones y disfrutamos de medios de gracia para conocerlo y relacionarnos con Él. Estos medios son la Palabra y la oración. Por medio de Su Palabra nos habla y por medio de la oración nosotras le respondemos. Entonces visto así, la oración no solo es un medio para pedir, sino también para conocerlo y relacionarnos con Él. Y aún en el pedir mismo su propósito es que podamos conocer el corazón tierno del Padre que tiene cuidado de nosotras al respondernos.
Así como los niños pequeños empiezan a desarrollar confianza en sus padres terrenales porque cuando están en problemas y los llaman, ellos acuden inmediatamente. Nosotras podemos ir desarrollando nuestra fe al ver como nuestro Padre acude a nuestra ayuda al escuchar nuestro clamor. Los salmos son testimonios de esto: están llenos de oraciones y de las respuestas del Señor a ellas. En ellos los salmistas expresan lo que aprendieron de Dios a través de esas experiencias, entonces explotan en alabanzas o en acciones de gracias.
En su deseo de darnos a conocer su corazón, Dios nos ha dado promesas maravillosas que son nuestras por medio de Cristo. Varias de ellas, tienen que ver con la oración:
- Es el método mediante el cual Dios suplirá nuestras necesidades. Así Él lo ha establecido. (Santiago 4:2/Filipenses 4:19)
- Es el canal para recibir consolación en tiempos de dolor. (Santiago 5:13/Salmo 94:19)
- Es el medio por el cual nutre nuestra relación con Dios. Cultivamos intimidad con El. Al escucharlo es como si Dios nos abrazara.
- Dios nos fortalece en la tentación mediante la oración. (Lucas 22:40/Mateo 26:41 /Lucas 22:32)
- Dios nos libra de nuestros enemigos. (2 Tesalonicenses 3:2)
- Dios nos limpia de maldad y nos perdona a través de la oración. (1 Juan 1:19)
- Es nuestra fuente de guía. (Salmo 32:8/Jeremías 33:3)
- Dios nos habla al corazón mediante la oración. (Hechos 22:17/Revelación a Daniel/Cambio de planes de Pablo al orar)
- Dios nos ayuda a entender Su Palabra. Al abrir tu Biblia ora para que Dios hable a tu corazón y te revele SU palabra.
- Es un escudo que nos protege de la ansiedad. (Filipenses 4:6-8)
- Nos da valentía y confianza en los retos que enfrentamos. (Ej. Nehemías)
- Es una fuente para nuestra sanidad física y emocional. (Santiago 5:4-16)
- Recibimos el poder del Espíritu Santo al orar. (Ej. Pentecostés)
- Nos permite impactar la vida de cualquier persona en cualquier lugar del mundo. Es un gran privilegio.
Amadas, Dios nos ha dado la oración como un medio para bendecirnos, nutrirnos, fortalecernos, enfocarnos, guiarnos, sanarnos, consolarnos, equiparnos, aquietarnos, alentarnos, abrazarnos. ¡Muchas veces estamos desnutridas, tristes, ansiosas, temerosas porque no oramos!
Su propósito es que comprobemos su fidelidad a través de nuestras oraciones. Jesús dijo, “Pedid y se os dará”. Yo lo he visto innumerables veces en mi vida. He estado en situaciones en las que solo Dios podía ayudarme y en su fidelidad me ha respondido. Puedo decir como el Salmista: “Esta pobre clamó y me oyó el Señor”. Él ha sido mi ayuda y fortaleza. Él ha dado puntos de giro a mi vida y ha cambiado mi historia. Él es fiel.