Comenzar un año nuevo es una excelente oportunidad para tener un momento reflexivo para agradecer a Dios por Sus bondades en nuestras vidas.
El primer presidente de Estados Unidos, George Washington, en su famosa proclamación de acción de gracias dijo que es “nuestro deber reconocer la bondad de Dios Todopoderoso, obedecer Su voluntad, agradecerle por Sus dones, y humildemente implorar Su favor y protección”.
Podemos hacer de cada inicio de año una tradición de celebración familiar que nos abra la puerta para enseñar a nuestros hijos la importancia de no dar por sentado lo que tenemos, reconociendo a Dios como nuestro Proveedor y Dador de cada una de las bendiciones y cuidados que como familia hemos recibido. De esta manera, afirmamos que Él es el Dueño, y nosotros simples administradores; y así hacer de éste un tiempo donde elevemos adoración a través de canciones a Aquel que nos ha dado todo.
“Hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.” (Efe. 5:19-20)
Vivimos en una sociedad donde nuestros hijos creen que los padres estamos obligados a darles todo lo que piden. Vemos niños infelices, aun teniéndolo todo, y es ahí donde nosotros como sus guiadores debemos enseñarles a agradecer a Dios por cada día que nos regala, por cada plato de comida, por la salud, por la ropa, por nuestra familia. ¡Hay mil razones para estar agradecidos del Señor! Tomar un tiempo especial para celebrar las bendiciones de Dios será de edificación para nuestras vidas, aprovechando para honrar a Cristo por Sus infinitas misericordias, haciendo de éste un tiempo donde Él sea el Invitado de honor y le agradezcamos por todo lo que ha permitido en nuestras vidas, aún aquellas cosas que, a nuestros ojos, no consideramos buenas.
Esta puede ser una excelente oportunidad para proclamar que Dios es el Señor y que nos sometemos a Su voluntad buena, agradable y perfecta, apuntándolos así a Cristo y Su gloria.
“Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestra mente, para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, aceptable y bueno, aceptable y perfecto.” (Ro. 12:1-2)
A continuación, quisiera compartirles algunas ideas de actividades que se pueden realizar en familia al inicio de cada año:
- Desde el inicio del mes de diciembre, prepara a los niños enseñándoles sobre el agradecimiento a Dios. Pueden hacer sus devocionales escogiendo versículos que tengan que ver con darle gracias a Él.
- Memoricen un verso de la Biblia relacionado con dar gracias a Dios y que puedan luego compartir en una actividad especial de agradecimiento para el inicio de año. “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para vosotros en Cristo Jesús” (1 Tes. 5:18). Este fue el versículo que escogí para memorizar con mis hijos. tú puedes buscar otro que consideres.
- Modélales un corazón agradecido y gozoso. Llena tu casa de la alegría de Dios, ellos no estarán agradecidos si nos ven con una actitud indiferente. Si en esta etapa de tu vida estás en el valle del dolor, pídele a Dios que te ayude aún allí a encontrar razones para dar gracias y traigan a la memoria las bondades de Dios para sus vidas en todo este año.
- Decoren tarjetas y coloquen sus peticiones de oración para el año que se aproxima y luego guarden esas tarjetas para revisarlas al inicio del próximo año. Al ver la mano de Dios contestando sus peticiones, sus corazones rebosarán de adoración y gratitud. Esta es una práctica que nosotros hemos adoptado como familia y que disfrutamos hacer.
- Motiva a tus hijos a contactar a familiares o amigos que han sido de bendición para ustedes como familia en este tiempo, para que puedan agradecerles por su cuidado, cariño, regalos o cualquier otro detalle de gracia que Dios envió a través de ellos.
La meta es que en nuestras casas ser respire un ambiente de verdadera gratitud a Dios. Los hogares que tienen a Cristo deberían ser los más agradecidos porque hemos recibido una salvación tan grande. Somos amados por Dios y tenemos numerosas promesas expresadas en Su Palabra a nuestro favor. Tenemos razones suficientes para vivir agradecidos no solo al inicio de cada año, sino todos los días de nuestras vidas.
¡Alabemos a Quien merece toda la gloria! “Porque de Él, por Él y para Él son todas las cosas. A Él sea la gloria para siempre. Amén.” (Ro. 11:36)