El pastor José Mendoza nos ilustra a través de la historia del buen samaritano que todo acto compasivo requiere determinación. Nos explica que nuestra fidelidad a Dios no sustituye la misericordia que él nos demanda para con nuestro prójimo. En este sermón se resalta el hecho de que la compasión no se tiene, se hace, pues el llamado del Señor Jesús es “ve y haz tú lo mismo”. Finalmente, el pastor Mendoza nos invita a ser agentes de gracia, no solo receptores.
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