El pastor Miguel Núñez ha debido suspender la serie Hasta los Confines de la Tierra para cumplir con una invitación de una importante iglesia de Guatemala, para predicar sobre la doctrina de la gracia, por lo que en la IBI, en su lugar ha predicado el anciano Joan Veloz, quien trajo un mensaje basado en el Salmos 32, titulado: Bienaventurado: Instrucciones de un Pecador a Otro.
Como la mayoría de los salmos, éste fue escrito por el rey David por inspiración del Espíritu Santo. Notamos que como los demás, éste salmos es el lenguaje del corazón del creyente donde expresa lamentación por el pecado y regocijo en Dios. En su desarrollo observamos varios temas importantes, como son la felicidad del pecador perdonado, la desdicha y lamentaciones que sufrió antes del consuelo que siguió a la confesión de pecados, y las instrucciones de ese pecador a otros pecadores como estímulo para los creyentes.
Este salmo es considerado por Martín Lutero como uno de los más sabios y con mayor aplicación de la Palabra. Su aplicación es de tal magnitud que en Israel es considerado el salmo de mayor instrucción al pueblo, y por su supuesto a cada uno de nosotros.
El predicador inició con la historia de David cuando envió a Urías al frente de las batallas para que lo mataran y así quedarse con Betsabé y encubrir su pecado, y la confrontación del profeta y amigo Natán, así como la manifestación de sus lamentaciones y cargas que sufrió por su pecado.
De este salmo el predicador extrae 4 enseñanzas, las cuales son:1.- Somos Bienaventurados. Bienaventurados son aquellos cuyos pecados les son perdonados. Hasta que no entendamos lo que dice David, y las misericordias de Dios, el perdón no podrá brillar sobre el pecado, y por eso somos Bienaventurados. También debemos entender el costo y sacrificio de Dios para salvarnos. Así como el que se está ahogando necesita un salvavidas, así mismo nosotros necesitamos a Cristo para que nos salve de nuestros pecados. Hoy somos Bienaventurados porque Cristo pagó por nosotros, cargó con nuestras culpas.2.- El amor de Dios sobre el bienaventurado. David reconocía la majestad de Dios y como se sentía mientras ocultaba su pecado. Sentía un gran peso que le oprimía su cuerpo. David probó en carne propia que el pecado cuesta más que la satisfacción que ofrece. La aflicción que se siente después del pecado es una muestra de afecto de Dios para que volvamos a Él y para evitarnos mayores consecuencias, nos ofrece una vía para el arrepentimiento, la confesión y volver a Él. 3.- La instrucción de David al bienaventurado. David nos recomienda que nos arrepintamos, que confesemos nuestros pecados y volvamos al Señor libres para que no suframos como él. Es obvio que Dios no sólo es nuestro refugio y escudo, es nuestro guía y nuestro maestro, Él nos instruye a través de Su Palabra. Somos importantes para Él, tiene Sus ojos sobre nosotros. El rey David se muestra como un pecador dando instrucciones y recomendaciones a otros pecadores.4.- La advertencia para el bienaventurado. David nos pide que dejemos la testadurez o terquedad y el orgullo que nos convierte en un animal, que nos acerquemos a Dios voluntariamente. No esperemos que las consecuencias de nuestros pecados sean mayores, vayamos a Cristo quien tiene nuestra libertad.
David cierra diciéndonos que los dolores del impío serán muchos, pero tenemos a Cristo que pagó por nuestros pecados. La misericordia y la gracia de Cristo son mayores a nuestros pecados.