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¡Ayuda! Mi adolescente no se abre conmigo

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El sonido del silencio

«¿Cómo estuvo tu día?» Le pregunto a mi hija adolescente después de la escuela.

«Muy bien» Ella responde.

«¿Cualquier cosa interesante o digna de mención para informar?»

«Nope.» Silencio.

Sé que Proverbios dice que el corazón es como aguas profundas (Prov. 20:5), pero seguramente hay más que gruñidos de una sola sílaba dentro de ella. ¿Cómo puedo sacar pensamientos y sentimientos? Quiero convertirme en una mujer comprensiva, pero mi adolescente no está haciendo mucho para ayudarme. Tenemos una buena relación. No está enojada, frustrada ni amargada – tiene 14 años.

El deseo de conocer y entender a mi adolescente es bueno y correcto. Estoy llamada a enseñarle la ley de Dios, instruirla en rectitud, apuntarla a Cristo, mostrarle las promesas de Dios y alentarla en su fe. Pero ¿cómo puedo hacer eso cuando todo lo que obtengo es «bien» y «no»? ¿Cómo puedo conocer sus experiencias y entender su corazón lo suficiente como para guiarla fielmente a Jesús si no se abre?

Encontrando las llaves

En un recipiente de madera junto a mi puerta principal se encuentra un llavero lleno de llaves. Cada una ha sido cortada de forma única para abrir puertas de las cuales tengo permiso para entrar: nuestra casa, nuestro auto, nuestro cobertizo en la parte trasera, un buzón de correos de la oficina de correos, y algunas de las puertas de nuestros amigos. Cada pieza de metal brillante me da acceso a un lugar que para los demás está fuera de su alcance. Cuando nuestros hijos son pequeños, tenemos lo que se siente como una llave maestra y nada está fuera de nuestro alcance. Vemos casi todo, y sus palabras y comportamientos son más simples y fáciles de acceder.

Ahora, como madre de un o una adolescente, es fácil sentirse encerrada. Es doloroso pararse en el lado equivocado de la puerta del corazón de su hijo o hija como si hubieran cambiado las cerraduras. Tu adolescente, el(la) creado (a) exclusivamente por Dios para que tú y tu cónyuge pastoreen, ahora deben elegir voluntariamente entregarte las llaves y dejarte entrar. Hasta que esto suceda, sigue jugando torpemente con todas las llaves que tienes. No hay una sola sugerencia que actúe como la clave maestra que con una formula desbloquee cada corazón complicado de un adolescente. Pero aquí hay algunas claves útiles que pudieras probar primero.

Estar presente

En el Nuevo Testamento, el modelo de discipulado de Jesús se apoyó muy poco en conseguir que sus discípulos «se abrieran». En cambio, pasó tiempo con ellos, enseñándoles los mandamientos de Dios, el camino a la vida eterna y modelando cómo es una vida de santidad. Este grupo de hombres andrajosos aprendió a seguir a Dios estando en la presencia de Jesús. Los animó. Los corrigió. Habló en medio de sus luchas. Jesús no se desvirtuó por su agotamiento, ajetreo o irritación, y permaneció presente con sus discípulos para su bien.

Tengo la sensación de que la mayoría de nosotras tendremos que esforzarnos un poco más para convencer a nuestros adolescentes de seguir nuestra sombra y aprender de nuestra presencia. Pero incluso cuando su adolescente no parece interesado(a) en dejarte entrar en su mundo, hazle saber que estás ahí cada vez que decidan abrir la puerta. Estar presente intencionalmente, tanto física como emocionalmente. Deja el teléfono. Apaga el televisor. Haz preguntas. Escucha. Simpatiza. Pasa tiempo juntos uno a uno haciendo lo que ellos aman. Disfruten juntos tiempos de inactividad. Sean creativas cultivando una comunidad con sus adolescentes con el propósito de discipularlo. Los adolescentes son mucho más propensos a abrirse a usted cuando saben que estás presente y comprometida.

Los adolescentes son mucho más propensos a abrirse con ustedes cuando saben que están presentes y comprometidos.

Sea paciente

En Santiago 5:7–8, Santiago nos anima a ser pacientes hasta la venida del Señor. «Mira cómo el labrador espera el fruto precioso de la tierra, siendo paciente en ello, hasta que recibe las lluvias temprana y tardía. Tú también, sé paciente.» Mientras esperas a que tu adolescente se abra, con la esperanza de que eventualmente rindan su vida al Señor y den fruto, debes esperar pacientemente, no a regañadientes, porque el amor es paciente y bondadoso (1 Corintios 13:4).

Sé paciente mientras tu hijo(a) adolescente aprende a confiar en ti. Como persona adulta, es probable que hayas aprendido a quién recurrir para el consejo piadoso, en quién puedes confiar para señalarte a buscar aliento en las Escrituras y quién señalará amorosamente el pecado en tu vida. Probablemente has observado qué amigos guardan sus lenguas y mantienen tus cargas privadas y qué «amigos» no lo hacen y en su lugar lanzan al aire secretos como un tabloide de basura en línea. Haz tomado nota de qué amigos siempre tienen opiniones para ofrecer y que son lentos para hablar y rápido para escuchar. Sabes quién orará por ti. Has aprendido por prueba y error, y tal vez a veces por fuego, en quién confiar con las llaves de tu corazón. Si desea personas sabias, dignas de confianza, leal y buena oyente, sé paciente mientras tu adolescente aprende a discernir las mismas cosas. Ora para que decidan, después de ver tu vida, confiar en ti lo suficiente como para empezar a abrirse.

Ora

En la crianza de los hijos, a menudo cuando más sentimos la situaciones fuera de nuestro alcance es cuando más nos ponemos de rodillas en oración. Esto no es una coincidencia. Dios usa nuestra debilidad para señalarnos hacia su fuerza. Si usted ha estado presente y ha sido paciente y las puertas del corazón de su adolescente todavía están cerradas, mantenga el curso y siga orando.

Oren para que su hijo(a) adolescente ame al Señor Dios con todo su corazón, alma y poder (Deut. 6:5). Oren para que la bondad del Señor los lleve al arrepentimiento (Rom.2:4) y para que sean justificados por la gracia por medio de la fe en Cristo. Oren para que el corazón de su hijo adolescente sea como canales de agua en la mano del Señor y que lo dirija a donde le place (Prov. 21:1). Clama con el salmista: «Que el favor del Señor nuestro Dios esté sobre nosotros, y establezca la obra de nuestras manos» (Sal. 90:17) mientras continúa trabajando para crear canales abiertos de comunicación y confianza con su adolescente.

A medida que su adolescente aprenda a navegar con amistades difíciles, equilibrar las inmensas presiones educativas y sociales en la escuela y encontrar su identidad en medio de una cultura confusa, necesitará padres cristianos que ayuden, fomenten, ofrezcan consejos bíblicos y lo re-orienten constantemente a Cristo y a las buenas nuevas del Evangelio. Persevera. Si sientes que estás parada en el la parte exterior del corazón cerrado con candado de tu adolescente, no te des por vencida buscando las llaves. Persigue a tu hijo(a) adolescente por fe con una presencia paciente y oración, y confía en Dios para hacer la obra de desbloquear su corazón, para su gloria.

*Traducido por el equipo de EZER con autorización de crossway.org

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Lindsey Carlson es madre de cinco hijos y ha servido junto a su esposo en el ministerio pastoral durante catorce años, actualmente en Imprint Community Church en Baltimore, Maryland. Le gusta enseñar y disciplinar a las mujeres a través de la escritura y hablar en público, pero más a menudo a través del contexto de la iglesia local.