Es interesante comparar lo que el mundo exalta como liderazgo femenino con lo que Cristo modeló. Las seis características que el mundo destaca son:
- Empatía e inteligencia emocional, definidas como la capacidad de entender y conectar con otros.
- Enfoque colaborativo, o preferencia por trabajar y tomar decisiones en equipo.
- Fuertes habilidades de comunicación, siendo abiertas, honestas y oyentes activas.
- Adaptabilidad, para afrontar los cambios y la incertidumbre.
- Valoración de las conexiones interpersonales dentro del equipo.
- Orientación a las metas, pero trabajando con valores éticos.
¿Crees que estas características son anticristianas? Por supuesto que no. Sin embargo, están basadas en la efectividad y no en principios bíblicos, lo que las hace superficiales y orientadas a metas y propósitos distintos a los que Dios establece.
El liderazgo de Jesús fue compasivo, no por conveniencia, sino porque amaba a quienes lo rodeaban. Cristo también tenía una preferencia por el trabajo en equipo, por eso nos regaló una familia eclesiástica. Pero siempre tomó Sus decisiones en obediencia a lo que Su Padre le ordenaba, sin dejarse guiar por la opinión del grupo.
Aunque buscar el consejo de creyentes maduros en la fe es recomendable en caso de duda (Proverbios 11:14), la obediencia final es al Señor y a lo que Él nos está pidiendo. Cristo fue experto en mantener el equilibro entre convicción y compasión, entre convicción y obediencia. Él no cedía ante las multitudes solo por ser mayoría, sino que tenía el valor de obedecer a pesar de las consecuencias que esto pudiera traer.
Cristo tenía fuertes habilidades de comunicación y fue honesto, además de que escuchaba activamente a las personas. Sin embargo, Su lenguaje no siempre era claro. Cuando los apóstoles le preguntaron por qué hablaba en parábolas, Su respuesta fue: «Porque a ustedes se les ha concedido conocer los misterios del reino de los cielos, pero a ellos no se les ha concedido» (Mateo 13:11).
Aunque Sus respuestas siempre fueron honestas, solo aquellos que realmente querían conocer la verdad buscaron el significado de las parábolas. Él supo cuándo y cómo hablar, y cuándo quedarse callado. Jesucristo no solo fue honesto, sino íntegro y santo. No solo enseñaba la verdad, sino que vivía lo que predicaba. Jesús fue capaz de navegar los cambios y la incertidumbre; sin embargo, los resultados esperados no fueron los que el mundo anhela: éxito, fama o dinero, sino ir a la cruz.
Lo que rara vez se menciona en el mundo, pero que caracterizaba a Jesús, era Su humildad y servicio. Aunque Él era el único que la merecía, Su propósito era servir a los demás, no buscar la gloria personal. Priorizó las necesidades de los demás y mostró un genuino deseo de ayudarlos a crecer y prosperar. Valoró las conexiones personales y eligió un equipo de doce para continuar la obra con otros después de Su muerte, y les instruyó que enseñaran lo mismo a las próximas generaciones (Mateo 28:19-20). Nuevamente, no por «éxito» o para evitar problemas, sino para evangelizar al mundo a pesar de las tribulaciones.
Esto nos lleva a la sexta característica: Él se movía hacia la meta, pero no obrando con valores meramente éticos, sino con valores santos. Su meta no era la nuestra; Su meta fue llegar a la cruz para pagar la deuda que no podíamos saldar. Su propósito era salvarnos. Se mantuvo dedicado y perseveró a pesar de la oposición. De hecho, la oposición era parte del plan desde el principio y, a pesar de esto, Él persistió hacia la meta.
Aunque las características del liderazgo en el mundo se parecen a las nuestras, existen grandes y profundas diferencias. El liderazgo de Jesús combinaba servicio y compasión basados en el amor, y esa es la gran diferencia. Por amor, Él humildemente priorizó las necesidades de otros por encima de las Suyas, para que nosotras pudiéramos tener salvación. Una vida siempre enfocada en el otro, y no en lo que yo puedo hacer u obtener. Él es el modelo que debemos seguir: negarnos a nuestros deseos y derechos, tomar nuestra cruz y seguir Su ejemplo (Mateo 16:24). Él es nuestro modelo supremo.