“Así como tú no sabes cuál es el camino el viento, ni cómo crecen los huesos en el vientre de la mujer encinta, así también ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas”. Eclesiastés 11:5
Si tienes hijos, independientemente de la edad que tengan, seguramente has estado en situaciones como las que yo suelo tener en casa cuando una conversación amena con ellos se convierte en una defensa sobre algún dato curioso que alguno de ellos pueda estar compartiendo. Por lo regular la forma más fácil e imparcial de darle o no la razón es preguntando al ¨tío Google¨ y así con tan solo un clic la información que se encuentre no sólo pone fin al argumento, sino que trae una sensación de calma al tener una respuesta. Esta es una forma simple de ilustrar la necesidad que como personas tenemos de poder entender y querer una respuesta para todo y mejor si es una que se amolde a mis creencias, me resulte beneficiosa y por sobre todo que la tenga de forma inmediata. ¿Pero la vida es así? ¿Podemos responder a todos los por qué, cómo o hasta cuándo de las cosas que nos pasan? Por supuesto que no.
La realidad es que constantemente nos vemos enfrentando cambios inesperados y los planes que con tanto cuidado pudimos hacer, pueden ser cambiados de un momento a otro. Una boda que se cancela, una beca que no llega, los viajes que se frustran, las relaciones que se distancian, los trabajos que se pierden, las enfermedades que llegan cuando menos lo esperamos. Y cada uno de esos eventos sacude el pequeño mundo que creíamos tener bajo nuestro control, pero no desaprovechemos esos momentos para pararnos firmes en las verdades que sostienen nuestra fe. Aunque nuestro entendimiento es limitado, tratemos de entender la providencia divina detrás de cada una de las cosas que vivimos, este término no se encuentra en la Biblia como tal pero el concepto está presente a lo largo de las escrituras. Incluso en nuestro hablar cotidiano, no usamos mucho esta expresión, pero entenderla nos permitirá poder mantener nuestros ojos en aquello que no vemos de forma natural pero creemos por fe. ¿Cómo podemos definir esta frase? como el cuidado y gobierno absoluto que Dios ejerce sobre su creación y sus criaturas. El colabora, coopera y dirige todas las cosas con un fin previamente establecido. “Dios no sólo tiene una visión previa de las cosas (piensa en las circunstancias que estés atravesando y que no entiendes o ves una salida) sino que las supervisa y las cuida con una determinación anticipada”. Entonces si esto es verdad, y lo es los eventos que hemos vivido, los que estemos viviendo y los que viviremos están dentro de esa soberanía divina y por la cual podemos decir confiadamente que “todas las cosas obran para bien para los que aman su nombre” (Romanos 8:28)
El Salmo 37:23-24 nos recuerda esa providencia particular: “Por Jehová son ordenados los pasos del hombre y él aprueba su camino. Cuando el hombre caiga, no quedará postrado, porque Jehová sostiene su mano”.
Debemos creer que aquello que puede lucir como un obstáculo, una puerta cerrada, o algo para lo cual no tienes habilidad de manejar no son situaciones que suceden por casualidad o por descuido, porque si Dios tiene cuidado hasta de los pajarillos y viste a los lirios con tanta belleza y delicadeza (Mateo 6: 26-339, ¡Cuánto mayor no será el cuidado y propósito que tenga con tu vida! ¿Puede un Dios amoroso olvidarse de sus hijos?, de ninguna manera, somos nosotros que nos olvidamos que sus pensamientos son más altos que los nuestros (Isaías 55: 8-9), somos nosotros que nos dejamos llevar por el aparente sin sentido de lo que vemos cuando en realidad dentro de la providencia divina todo está apuntando a un fin, en esos momentos no entender lo que está pasando puede ser doloroso o frustrante, pero no se trata de nosotros sino se trata de Dios y nuestra confianza en Él siempre debe estar antes que nuestra comprensión de los hechos.
Gracias a que tenemos toda su palabra revelada vemos la historia completa de muchos de esos personajes que no tuvieron esa oportunidad, pero a pesar de sus dudas o debilidades Dios los sostuvo. Por ejemplo, el libro de Job es más que una secuencia de calamidades o preguntas sin respuesta, son sufrimientos temporales de un hombre piadoso vividos dentro de la providencia divina, en los cuales Dios estaba en control de principio a fin y es la conclusión a la que él llega al final de este libro “Yo reconozco que todo lo puedes y que no hay pensamiento que te sea oculto” (Job 42:2) y Su voluntad de revelarse como un Dios más personal fue cumplida “De oídas te había oído, mas ahora mis ojos te ven” (v5)
¿Cómo vivir en medio de tantas situaciones sobre las que no tenemos control?
Pidamos el entendimiento que tuvo el salmista en el Salmo 135: 5-6 “Porque yo sé que el Señor es grande y que nuestro Señor está sobre todos los dioses. Todo cuanto el Señor quiere, lo hace. En los cielos y en la tierra, en los mares y en todos los abismos” (NBLA)
Si reconocemos su grandeza entonces podemos reconocer que Dios es quien está en control de todo, aunque no sepamos la razón de las circunstancias que vivimos sabemos quién las ha ordenado y eso debe traer paz y seguridad a nuestras vidas. No veamos una puerta que se cierra como una oportunidad que se nos niega por capricho, sino como el cuidado divino orquestado para evitar algo que no tenemos capacidad de ver o entender.
No sé lo que puedas estar atravesando en estos momentos o la necesidad en tu interior de encontrar un sentido a lo que estás pasando, sólo recuerda quién te está sosteniendo. “Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha y te dice: No temas, yo te ayudo” (Isaías 41:13) y quién lleva tu carga “Bendito sea el Señor, que cada día lleva nuestra carga, el Dios que es nuestra salvación” (Salmos 68:19)