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Siendo agradecida como madre soltera

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Tal vez nunca pasó por tu mente que un día llegarías a ser una madre que tuviera la responsabilidad de criar a sus hijos sola, pero la realidad es que te ha tocado. Puede que te sientas cansada, abrumada o triste pues la carga te parece y es demasiado pesada para ti. Mientras que por momentos la sensación que prima en ti pudiera ser la de que no encajas en tu entorno y esto te aflige o desconcierta, te sientes sola, deprimida o fracasada.

El hecho es que hoy eres una de aquellas madres que se encuentran ante una realidad que supera sus fuerzas, sabiduría, destrezas o recursos. O quizás eres de las que tienen un sistema de apoyo y una estructura material sólida que le brinda confianza al asumir este llamado, pero sin embargo la vergüenza por cómo se han dado las cosas o lo herida que te sientes por lo vivido, te hacen sentir paralizada frente a la vida.

Los motivos que pueden llevar a una mujer a criar a sus hijos sola son variados, y aun las que presentan similitudes siempre tendrán aspectos particulares. Desde una viudez estando aún embarazada de su primer hijo, enfrentar un abandono por parte de tu esposo teniendo ya hijos en la etapa de adolescencia hasta haber quedado encinta durante el noviazgo por no haber guardado con firmeza los lineamientos de Dios, y otras más. 

Independientemente de las circunstancias que envuelven tu maternidad lo realmente valioso es que puedas acuñar para ti esta frase de Elisabeth Elliott: “El secreto es Cristo en mí, no “yo” en medio de las diferentes circunstancias.”

Si hoy estás atravesando alguna realidad similar este artículo es para ti y lo primero que queremos es dar gracias a Dios por tu vida y la de cada uno de tus hijos. Pues él los creó con amor y su invaluable imagen reposa en ustedes. (Génesis 1:27 / Romanos 5:8 / Salmos 139:13-17)

Lo segundo es exhortarte a reenfocar la mirada, que puedas ver tu realidad a través de Cristo (Hebreos 12:1) y animarte a asumir tu maternidad como la bendición que representa. Dios te ha concedido lo que otras mujeres anhelan y no llegan a vivir. Que esto te mueva a gratitud ante él por permitirte ser un instrumento para traer vida a esta tierra a pesar de las circunstancias. (Efesios 5:20)

Expresado lo anterior quiero compartir estos puntos con el deseo de que pueden serte de ayuda para cumplir con esta gran misión que tienes por delante:

  • Asume la verdad de que Dios está dispuesto a caminar contigo. Para contar con ello debes hacer un alto y poner tu vida en orden delante de Él. Si necesitas perdón y restauración, pídeselo con arrepentimiento sincero estando dispuesta a renunciar a cualquier situación relacionada a tu maternidad que te lleve a caminar de espaldas a la voluntad de Dios, y Él lo hará. Si lo que necesitas es perdonar y dejar ir a quien desestimó su responsabilidad y la hizo recaer sobre ti, pídeselo y Él te ayudará a soltar. Pero si en tu caso, lo que necesitas es sanar la herida de la pérdida de un esposo que falleció y tu mente constantemente reclama una respuesta de parte de Dios, Él también obrará.
  • Estipula un tiempo Devocional en familia conforme a la realidad que vives, posiblemente no podrá ser diario dado los horarios laborales y demás; pero así sea semanal lo importante es que sea una constante. Anoten las peticiones de oración y comprométanse a orar por ellas durante la semana.
  • Enséñalos a conocer y amar la Palabra de Dios, para que sea la luz que guíe sus caminos como dice el salmista: “Lámpara es a mis pies tu palabra y luz para mi camino.” (Salmo 119:105) Una forma de hacerlo es colocando un versículo por semana, quincenal o al mes, en la puerta de la nevera y retar a cada uno a memorizarlo. 
  • Modélales una relación de intimidad con Dios haciéndolo parte de tu rutina diaria al dar gracias por sus alimentos al sentarse a la mesa aun cuando están fuera de casa, orando mientras van en el carro y aprovechando la hora de dormir para una breve oración.
  • Identifica otras mujeres en tu entorno que hayan vivido o estén viviendo alguna situación similar. Entablar una relación cercana con ellas te brindará esperanza para recordar que, así como Dios obra en ellas lo hará en ti.
  • Acércate a los líderes de tu iglesia local para que conozcan la realidad que enfrentas junto a tus hijos y de este modo puedan apoyarte en las diferentes situaciones que se presenten (oración, consejo, provisión, etc.)
  • Si tienes hijos varones trata de identificar en el entorno alguna figura masculina que sea confiable (abuelo, tío, maestro, líder de escuela dominical o grupos de jóvenes, etc.) que pueda apoyarte conforme sus inquietudes y necesidades vayan apareciendo. 
  • Cada cierto tiempo saca un espacio para ti, en el cual puedas refrescarte y descansar, recargando así las fuerzas para continuar.

Te ha tocado asumir un gran reto. Vívelo UN DÍA A LA VEZ, permitiendo a Dios guiarte con Su sabiduría, equiparte con Su poder sobrenatural y creyendo que en Su amor y por Su gran fidelidad cumplirá Sus promesas. Mantente enfocada en el aquí y el ahora, no dejando pasar por alto las pequeñas victorias, el cuidado y aún los detalles de la provisión de Dios, alabando y levantando tu voz en gratitud junto a tus hijos. Y cuando el temor se atreva a tocar tu puerta solo dile:

“El Señor es el que me ayuda; no temeré…” (Hebreos 13:6)