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Firmes hasta el final

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“El cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por medio de quién fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo, Señor nuestro.”
1 Corintios 1:8-9

Cuando pensamos en la palabra perseverancia, lo primero que viene a nuestra mente es determinación, persistencia, resistencia y trabajo arduo.   Esto es cierto si estamos hablando sobre diferentes habilidades como lo son los deportes, los estudios, la carrera, o tocar un instrumento, sin embargo, cuando nos estamos refiriendo a la vida cristiana, para mantenerse firme hasta el final, estamos hablando de algo completamente diferente.

Mantenerse firme hasta el final es imposible en nuestras propias fuerzas porque depende exclusivamente de la fidelidad de Dios. A pesar de nuestras debilidades, es Jesucristo que nos mantiene en el camino, aun después de una caída es Él mismo que nos convence de pecado y nos devuelve de nuevo.  Nos preguntamos, ¿Y como es que Él hace esto? La respuesta es a través del Espíritu Santo que mora en nosotras (Juan 16:13-14).

¿Dónde esta la línea entre la obra de Dios y nuestra responsabilidad? Realmente no lo se, sin embargo, puedo decir con certeza que sin el obrar del Señor, ninguna de nosotras llegaríamos.  La serpiente es demasiado astuta (Génesis 3:1) y nos engaña con tanta facilidad que, sin Su discernimiento de la verdad, creeríamos las mentiras en las que el mundo todavía vive. Satanás es el padre de la mentira (Juan 8:44), y Él es el príncipe de este mundo (Juan 14:30), y todas nosotras le creíamos y caminábamos según sus enseñanzas, sin embargo, Dios en Su misericordia, gracia y bondad, nos sacó de este mundo, y nos sentó en los lugares celestiales en Cristo Jesús (Efesios 2:1-9).   Noten que ya estamos sentadas, no que nos sentaríamos cuando llegáramos, sino que Cristo hizo el trabajo y estamos selladas con Su Espíritu (Efesios 1:13).

Que insondable las riquezas de nuestro Señor (Romanos 11:33), Él toma de Sus enemigos (Romanos 5:10), los cambia y luego los utiliza para Su reino para presentar el mensaje de la verdad a otros enemigos que todavía caminan en la mentira.   Nada ni nadie puede frustrar los planes del Señor (Salmos 33:10-11), ni Satanás, ni nosotras mismas. Escuchamos lo que Jesús mismo dijo a los judíos durante la fiesta de la Dedicación en Juan 10:27-29 “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen; y yo les doy vida eterna y jamás perecerán, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano del Padre.”

¡Qué seguridad nos da a saber que nuestra llegada no depende de nosotras sino de la mano poderosa de nuestro Dios! La victoria está garantizada y esto nos debe estimular a compartir las buenas nuevas a todas las que podamos mientras llegamos a ese día final.

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Es la esposa del pastor Miguel Núñez. Cathy es doctora en medicina, con especialidad en endocrinología. Es miembro, diaconisa y directora del ministerio de mujeres Ezer de la Iglesia Bautista Internacional (IBI). Conduce el programa Mujer para la gloria de Dios, que se transmite por el canal de YouTube del Ministerio Integridad & Sabiduría.