El apóstol Pablo dice en 2 de Corintios 6:14-16 “14 No estéis unidos en yugo desigual con los incrédulos, pues ¿qué asociación tienen la justicia y la iniquidad? ¿O qué comunión la luz con las tinieblas? 15 ¿O qué armonía tiene Cristo con Belial? ¿O qué tiene en común un creyente con un incrédulo? 16 ¿O qué acuerdo tiene el templo de Dios con los ídolos? Porque nosotros somos el templo del Dios vivo, como Dios dijo: HABITARÉ EN ELLOS, Y ANDARE ENTRE ELLOS; Y SERE SU DIOS, Y ELLOS SERAN MI PUEBLO”.
Noten que el énfasis que Pablo está haciendo cuando habla de yugo desigual es sobre el hecho de que entre el creyente que ha seguido a Cristo y el incrédulo que no ha creído en Cristo no hay nada en común. Esa es la pregunta que Pablo hace en el versículo 15 “¿O qué armonía tiene Cristo con Belial? ¿O qué tiene en común un creyente con un incrédulo?”. Por tanto, creemos que las asociaciones de cristianos y no cristianos para el matrimonio están prohibidas por la Palabra de Dios, porque constituiría un yugo desigual.
Por otro lado, algunos se preguntan si un evangélico pudiera casarse con un católico. Nosotros creemos que Pablo en 2 de Corintios 6:14 no está tratando de hacer esa diferenciación de denominaciones, pero sí está tratando de hacer la diferencia de que un creyente no debe casarse con un incrédulo. Por tanto, si a la luz de las Escrituras ese evangélico o ese católico realmente no llena los requisitos para ser considerado como creyente, entonces obviamente el matrimonio no debiera darse entre el que cree y el que no cree. Es posible llamarse evangélico y no ser creyente. Es posible llamarse católico y no ser creyente.
La diferenciación no podemos hacerla entre una denominación y otra, sino entre el verdadero estado espiritual de un individuo y el otro. Ahora bien, sí es bueno que se defina desde el principio qué va a pasar a la hora del matrimonio, porque si el evangélico va a asistir a su iglesia evangélica y el católico va a ir a su iglesia católica, pues obviamente eso es una contradicción porque eso no sería consistente con el ser una sola carne. Por otro lado, entendemos que la denominación católica tiene múltiples creencias que son contrarias a la Palabra de Dios, y por tanto ese hermano creyente que pudiera casarse con un católico no debe y no puede consentir en que ellos como pareja vayan a una iglesia con doctrinas tan diferentes a lo que la palabra enseña.
Con esto no queremos decir que ese hermano católico no pudiera ser un creyente verdadero, si ha creído que la salvación es por gracia a través de la fe solamente, y no por obras para que nadie se gloríe (Efesios 2:8-9); y no le rinde culto a ningún otro ser que no sea Dios, no haciendo uso de intermediarios para llegar hasta Dios (Hechos 4:12 y 1 Timoteo 2:5).
Esto necesita ser definido, y si la pareja no puede ponerse de acuerdo en que ellos deben ir como una sola carne a una iglesia bíblica, entonces creemos que esto es una contradicción en relación con el concepto mismo de lo que es el matrimonio.
En cuanto a si el yugo desigual aplica para otras asociaciones, creemos firmemente que el principio del yugo desigual aplica a cualquier asociación de negocios donde individuos creyentes y no creyentes quieran entrar en una especie de sociedad. Creemos firmemente en esto porque una vez más tenemos que hacernos la pregunta “¿qué tiene en común un creyente con un incrédulo?” (2 Co. 6:15). Sabemos por experiencia que con frecuencia hay grandes conflictos que se producen cuando estas asociaciones se dan porque los principios usados para hacer negocios, para comprar y vender, para pagar salarios, para pagar impuestos, para contratar y cancelar personal no son los mismos en el creyente como en el incrédulo. El peligro mayor está también en que sea el incrédulo el que termine influenciando al creyente, como es usualmente la costumbre. Cuando usted pone un guante blanco en el lodo, decía Charles Swindoll, no es el lodo que toma el color blanco del guante sino que es el guante blanco que toma el color sucio del lodo. Y nosotros creemos que esta es una buena ilustración de qué ocurre frecuentemente en estas asociaciones de negocios.
Recordemos que uno de los problemas del pueblo de Israel fue que al mantenerse viviendo alrededor de las tribus paganas que estaban ya en el área de Canaan terminaron adoptando sus costumbres, porque es mucho más fácil ser influenciado que ser influyente.