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La gracia de Dios en uno, provoca celos en el otro

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Este domingo, el pastor Miguel Núñez continuó con la serie “Hasta los confines de la tierra” predicando el sermón “La gracia de Dios en uno, provoca celos en el otro” basado en Hechos 6:8-15.

Este pasaje está relacionado con la vida de Esteban, uno de los hombres escogidos para servir la mesa. Vemos a través de la palabra que la gracia de Dios muchas veces está sobre ciertos hombres, lo cual en ocasiones provoca celos en el otro. Así pasó con Esteban quien fue llenado y tocado por gracia lo cual causó celos y una oposición contra el al punto de que sus opositores desearon quitarle la vida. Algo que sabemos que siempre es cierto es que la maldad es provocada cuando ve la piedad en otro.

El texto comienza con la letra “Y” lo cual significa que lo que se va a decir está relacionado con lo que se habló antes: “Y Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo” (Hechos 6:8). El versículo anterior, Hechos 6:7, dice “Y la palabra de Dios crecía, y el número de los discípulos se multiplicaba en gran manera en Jerusalén, y muchos de los sacerdotes obedecían a la fe.” Este texto hablaba de que la iglesia de Dios estaba creciendo en tamaño e influencia. Esta influencia de la Palabra en el pueblo judío estaba provocando un celo y una oposición interna y externa hacia aquellos que abrazaron el cristianismo. Entre este marco está la historia de Esteban.

Lo primero que debemos ver en este texto es como Dios, el verdadero autor de la Palabra, ve a Esteban. Esteban es descrito como “un hombre lleno de fe y del Espíritu Santo” (v.5) y como un hombre “lleno de gracia y de poder” (v.8). Fe es creer algo que tú no has visto todavía, y más que eso es creer en alguien que te ha prometido algo y Su carácter. Mientras más grande es el Dios que tú conoces, más grande es el grado de fe que depositas en El. Estar llenos de fe, entonces, es ver a Dios más grande y conocerlo más. Independientemente de que fuera apedreado o liberado, Esteban tuvo fe porque tenía confianza en el carácter de Dios y no en las circunstancias de su vida.

La falta de fe en nosotros habla de que (1) tengo que tener más fe en Dios y que (2) tengo una perspectiva terrenal de los eventos los cuales estoy atravesando. El problema mío no son las circunstancias que me rodean, es el yo que me gobierna. Es necesario borrar esa mentalidad terrenal y reemplazarla con una perspectiva celestial. Dios tiene la autoridad de hacer todo lo que quiera, pero aun así Dios ejerce Su soberanía a favor mío, aun cuando las cosas no van como quiero.

Dios también describe a Esteban como alguien lleno de gracia en su vida y en su muerte. Era humilde, manso, perdonador, pacificador, paciente, bondadoso, gozoso. Esto es central a este pasaje ya que el debate entre Esteban y sus opositores ocurrió como consecuencia de sus diferencias en carácter. Estos hombres, los cuales tenían un carácter opuesto al de Esteban, se levantaron contra él y, aun así, “no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba” (Hechos 6:10). El hecho de que la palabra “espíritu” tenga una “e” mayúscula significa que el Espíritu Santo estaba hablando por medio de Esteban. Es por esto que sus opositores no lo podían resistir: por la sabiduría con la cual él hablaba.

En el versículo 11 vemos el inicio de la calumnia contra Esteban: “Entonces, en secreto persuadieron a algunos hombres para que dijeran: Le hemos oído hablar palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios.” Aquí vemos a corazones pecaminosos convenciendo a otros corazones pecaminosos de los supuestos pecados de un corazón piadoso. Es un problema común el ser rápidos en creer los pecados del otro, pero lentos para creer la piedad del otro.

Los opositores de Esteban pudieron convencer a otros de un pecado falso de Esteban a tal punto de condenarlo a la muerte: “Y alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas, y cayendo sobre él, lo arrebataron y lo trajeron en presencia del concilio.  Y presentaron testigos falsos que dijeron: Este hombre continuamente habla en contra de este lugar santo y de la ley; porque le hemos oído decir que este nazareno, Jesús, destruirá este lugar, y cambiará las tradiciones que Moisés nos legó.”

Al final de la historia, la razón por la cual ellos construyeron toda esta mentira era porque no querían creer la verdad. A pesar de que no pudieron resistir el Espíritu que hablaba a través de Esteban, ellos resistieron. El último versículo de este pasaje dice: “Y al fijar la mirada en él, todos los que estaban sentados en el concilio vieron su rostro como el rostro de un ángel.” Esto nos recuerda al rostro de Moisés cuando tuvo comunión con Dios. De misma forma, la comunión de Dios con Esteban causó que Su gloria se reflejara en él. Esteban confió tanto en el Señor que glorificó a Dios hasta el momento de su muerte.

¿Dónde vas a poner tu confianza? ¿En las circunstancias o en el Señor que orquesta las circunstancias?

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