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Dios, El Gran Reconciliador – Pastor Miguel Núñez

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El pastor Miguel Núñez, después de la serie de tres mensajes del pastor Héctor Salcedo Llibre sobre el libro de Eclesiastés, retoma su serie Poder En La Debilidad sobre la segunda carta del apóstol Pablo a los Corintios, y hoy predica sobre los versículos del 18 al 21 del capítulo 5, el cual fue titulado: Dios, El Gran Reconciliador.

El mensaje anterior  terminó diciendo que si hemos nacido de nuevo creyendo que Jesucristo es nuestro Señor y Salvador, y estamos en Cristo, somos criaturas nuevas, por lo que las cosas viejas pasaron y aquí son hechas nuevas.

En los pasajes de hoy se dice que todo esto procede de Dios, y quien nos reconcilió con Él mismo a través de Cristo sin tomar en cuenta nuestros pecados, y a la vez nos ha encomendado el ministerio de la reconciliación, por tanto, somos embajadores de Cristo. Y al final, Pablo hace un llamado de reconciliación con Dios en nombre de Cristo, quien no conoció pecado, Él lo hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hecho justicia de Dios por Él.

El corazón del que no está regenerado está lleno de enemistad contra Dios, y Dios está justamente ofendido con él, pero nuestro Dios nos ha reconciliado consigo mismo por medio de Jesucristo. Y por Su inspiración fueron escritas las Escrituras, que son las palabras de reconciliación, mostrando que había sido hecha la paz por la cruz, y por medio de ella, Dios ruega a los pecadores que echen a un lado su enemistad, y acepten la salvación que Él ofrece.

Pablo toca tangencialmente el problema espiritual de la humanidad. En la creación, Dios le dio al hombre la dirección y administración de toda la creación, y todo esto solo con una prohibición. Sin embargo el hombre no resistió las tentaciones de violar ese pacto y al caer también cayó la relación con Dios, y comenzó un estado de enemistad entre Dios y el hombre. Fue el propio Dios quien tomó la iniciativa de restaurar esa relación, y tuvo que ser a través de encarnarse  en Jesucristo para asumir el pecado y redimir nuestros pecados.

El texto de estos pasajes revela 4 aspectos importantes:

1.- La procedencia de la reconciliación. Al principio del texto menciona que todo esto procede de Dios y que el propio Dios nos reconcilió consigo mismo. El mismo Dios fue quien  tomo la iniciativa, no fue el hombre.  El hombre no buscó a Dios, fue Dios el que salió a buscar al hombre. Para reconciliarnos unos con otros se necesita disposición del corazón, y eso lo pone Dios. Es una gracia que otorga Dios, es un don.

2.- El agente de la reconciliación, el autor de la reconciliación. Dios es el autor intelectual, pero lo hizo a través de Cristo. Cristo es el agente a través de quien se ejecutó la reconciliación. La deuda del hombre con Dios era tan grande que no la podía pagar, y la Trinidad decide que Dios sea encarnado en Cristo para que Él mismo se pague la deuda y el hombre sea liberado. Por eso dice que el mismo Dios estaba en Cristo reconciliando el mundo, la creación, consigo mismo en la cruz. Cristo construyó un puente entre Dios y los hombres.

3.- De la manera como Dios llevó a cabo la reconciliación. El texto dice que Dios no tomó en cuenta nuestras transgresiones. Dios no tomó en cuenta las transgresiones porque otro las asumió. Cristo las asumió. El mismo Dios las asumió. Dice el texto que Dios mismo estaba en Cristo reconciliando el mundo consigo mismo. Cristo asumió el pecado sin ser pecador, y por eso ese tratamiento que recibió, sin embargo esto fue así para que fuéramos justicia en El, que implica tener un carácter en Él, implica ser santo en Cristo, no culpable delante de Dios, pero en Cristo. 

4.- La responsabilidad que tenemos los que hemos sido reconciliados por Dios. A los nacidos de nuevo, a los que creen en Cristo,  Dios nos ha encomendado el ministerio de la reconciliación, llevar el mensaje del Evangelio, el poder de Dios. Debemos ir hasta los confines de la tierra para predicar el evangelio. Hemos sido nombrados embajadores de Cristo.

Sabemos que Dios es el gran reconciliador, y lo hace a través de nosotros llevando Su palabra, el evangelio, a todos los hombres haciendo el trabajo de reconciliarlos con Dios. Es parte de nuestra responsabilidad y de las obras por las cuales seremos juzgados. Debemos entender este concepto, porque el mismo Dios pone ese deseo en nuestro corazón, es el mismo Dios que está en nosotros cuando asumimos el rol de embajador de Cristo reconciliando a los hombres con Dios.

Padre, ayúdanos a llevar a otros el evangelio de la reconciliación. Que podamos convencer a otros a aceptar a Cristo como su Señor y Salvador, para que su alma sea salva y tenga vida eterna. Bendiciones.

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