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Lo viejo pasó, lo nuevo llegó (Parte 1)

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La ciudad de Efeso existe desde el año 133 a. C., con una población de cerca de medio millón de personas. Efeso era la capital de la provincia romana de Asia y residencia oficial del Gobernador. Estaba situada en un lugar privilegiado de la costa del Mediterráneo, con un puerto de mucho tráfico y una vía de comunicación con el interior de Asia Menor. Los cultos que se ofrecían a la diosa Diana, donde llegaba gente de todas partes, contribuían a aumentar el prestigio de la ciudad. De acuerdo al libro de Los Hechos de los Apóstoles, Pablo visitó Efeso en dos ocaciones. La primera fue de poca duración, pero la segunda fue de unos tres años, lo que indica la importancia de la obra misionera realizada allí por el Apóstol.

El Apóstol Pablo escribió esta carta a la iglesia de Efeso estando en prisión domiciliaria en Roma, entre los años 60 al 64. El tema principal de esta carta es la unidad de la iglesia, especialmente entre los creyentes judíos y gentiles. Más que una carta, esta epístola se considera un escrito doctrinal y exhortatorio, que pone de manifiesto los intereses pedagógicos y pastorales de Pablo. Es una reflexión sobre la iglesia, vista como cuerpo de Cristo y una sólida enseñanza acerca de la salvación que Dios ofrece a los pecadores.

Debido a lo expuesto por Pablo en los primeros 3 capítulos, se le llama el banco del cristiano o la chequera del creyente. En estos primeros 3 capítulos tenemos extraordinarios recursos, una gran cantidad de principios teológicos. En el capítulo 4 vemos una transición entre la teología de los primeros capítulos y las exhortaciones y mandatos prácticos que Pablo escribe a partir de este capítulo. Por lo tanto, el mensaje de hoy es únicamente sobre Efesios 4:17-18. Aquí Pablo hace un llamado para que andemos diferentes al resto de las personas del mundo. Ser diferentes a como éramos antes de ser cristianos.

Venir a Cristo, nacer de nuevo, no es un asunto cosmético. A partir de la conversión se produce un cambio de rumbo, porque la naturaleza de la persona cambia. La persona siente el deseo de cambiar, porque tiene un nuevo código de comportamiento. La conversión se trata de una transformación del carácter, porque ahora tengo una nueva naturaleza, una naturaleza espiritual.
En nuestras vidas se presenta constantemente la lucha si vivimos para nuestra gloria o si vivimos para la gloria de Dios. Dios quiere que cambiemos nuestro comportamiento, que no vivamos en la vanidad de nuestra mente, que no tengamos una vida vacía, sin valor, sin propósitos, viviendo de manera trivial.

El mundo ha sido creado por Dios, para Su gloria. Entendiendo ese concepto podremos vivir una vida dedicada a glorificar a Dios, al creador, para darle sentido a nuestra vida, porque fuimos creados para Su gloria.

El punto central es que hemos sido llamados a vivir de una manera diferente, porque hemos sido sentados junto a Cristo en lugares celestiales.

El estado del hombre natural es la ignorancia. Ignorancia de las verdades espirituales, y solo Dios, a través de Su misericordia, es que puede producir ese cambio en el hombre, es quien te lleva a conocer y a rendirte a Cristo, para que sea tu Señor y Salvador.
Que Dios abra los ojos espirituales de aquellos que no conocen a Cristo para que produzca los cambios que sean necesarios en sus vidas, para que cambie su naturaleza y carácter.

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Economista de profesión y pastor de corazón. Posee una maestría en Estudios Bíblicos en el tradicional Moody Bible Institute de Chicago. Como economista, cursó estudios de Maestría en Macroeconomía Aplicada en Chile a mediados de los 90’s para ejercer dicha profesión durante casi 15 años en el medio económico-empresarial. Ha laborado desde los inicios de la IBI, pasando por diversas asignaciones conforme el crecimiento lo requirió. Desde 2004 es uno de los pastores de la IBI, y desde 2009 lo ha sido a tiempo completo. Entre sus funciones se encuentran el manejo administrativo y financiero de la IBI e Integridad & Sabiduría. Asimismo, está a cargo del Ministerio de jóvenes adultos de la IBI (M-Aquí). Cuando las circunstancias lo requieren, es uno de los pastores que predica en la IBI. De hecho, la enseñanza de la Palabra de Dios es su mayor pasión, sobre todo su aplicación práctica a la vida. Está casado con Chárbela El Hage y juntos tienen dos hijos: Elías y Daniel.

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