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El nuevo pacto, la gloria del ministro de la Palabra – Pastor Miguel Núñez

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El pastor Miguel Núñez tituló su mensaje de hoy: El Nuevo Pacto, La Gloria Del Ministro De La Palabra, basado en 2 Corintios 3:6-11, el cual forma parte de su serie El Poder En La Debilidad sobre la segunda carta del  apóstol Pablo a la iglesia de Corinto. Hoy se leyó hasta el versículo 18 por ser parte integral del mensaje, pero por asunto del tiempo sólo se predicó hasta el versículo 11.

Debemos recordar que el interés primario de Pablo en este capítulo es defender su ministerio del nuevo pacto contra los ataques de los falsos maestros que habían entrado a la iglesia de Corinto.  En estos versículos Pablo utiliza el argumento que el ministerio del nuevo pacto es más glorioso porque refleja la gloria de Cristo y, por naturaleza, la gloria le pertenece a él. Es una gloria permanente, que Cristo comparte con todos los que se vuelven hacia Él, quien tiene el poder para transformarlos.

Pablo utiliza la figura de la comparación o contrastación de su ministerio del nuevo pacto con el del antiguo pacto, por lo que debemos interpretar lo dicho por Pablo acerca de la Ley o mandamientos dentro de ese contexto apologético y polémico del momento.

En estos versículos el apóstol les recuerda que la dispensación del Antiguo Testamento era ministración de muerte, pero la del Nuevo Testamento, de vida, ya que la ley dio a conocer el pecado y la ira de Dios, pero el evangelio da a conocer la gracia y a Emanuel, Dios con nosotros. En ello se revela la justicia de Dios por fe, y esto nos muestra que el justo vivirá por la fe; esto hace conocer la gracia y la misericordia de Dios por medio de Jesucristo para obtener el perdón de pecados y la vida eterna.

Igualmente, nos dice que el evangelio excede tanto la ley en gloria, que eclipsa la gloria de la dispensación legal. Pero que aún el Nuevo Testamento será una letra que mata si se muestra sólo como un sistema o forma, sin dependencia del Santo Espíritu de Dios para dar poder vivificador. Es un ministerio de justicia, un ministerio del Espíritu.

Finalmente hace una comparación con el Antiguo Testamento, diciendo que si el antiguo pacto, que perece, tuvo gloria, mucho más glorioso será el nuevo pacto que permanece, que procede de Cristo que resucitó de entre los muertos.

Por lo tanto, tenemos dos pactos, dos glorias, dos ministros y dos formas de vivir bajo estos  pactos.

Tenemos el pacto de la Ley y el pacto de la gracia. El pacto de la Ley fue dado por Dios a Moisés a través de los mandamientos, los cuales nunca han podido ser cumplidos a cabalidad, por eso se le dice el pacto de muerte, porque al no poder cumplir con toda la Ley todos fuimos condenados, porque la paga del pecado es la muerte. Mientras que el pacto de la gracia, basado en la misericordia de Dios, abolió este antiguo pacto, y fue dado por Dios a través de Cristo, y por el sacrificio de éste en la cruz, y que promete salvación a través de la obra y sacrificio de Cristo.  Es un pacto sellado con la sangre de Cristo.

Las dos glorias que menciona Pablo son: la gloria del pacto de la Ley, y la gloria del pacto de la gracia. La gloria del primer pacto está representado en que la ley representaba el carácter justo de Dios. Porque la Ley y los mandamientos son santos y justos. Su gloria se reflejaba en el rostro de Moisés. La gloria del nuevo pacto de Cristo es mayor porque representa el pacto de la gracia, justicia y misericordia. El primer pacto pereció, mientras que este segundo pacto es permanente porque fue firmado por Cristo, la segunda persona de la trinidad y por quien venció la muerte en la cruz y resucitó.

Moisés fue el ministro del primer pacto, seguido por Aarón. En estos versículos Pablo hace una diferenciación con Moisés, porque él no tiene velo sobre su rostro, y los pastores actuales y todos los creyentes que somos sacerdotes, ministros de la palabra.  La gloria del nuevo pacto ha sido transferida por Cristo a todos nosotros que fuimos declarados linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios para que anunciemos las virtudes de aquel que nos llamó de las tinieblas a la luz admirable.

La reacción a estos pactos es totalmente diferente. En el primer pacto la gente reaccionó con temor, temían al reflejo de la gloria de Dios en el rostro de Moisés; mientras que la reacción nuestra en el segundo pacto, el pacto de la gracia y misericordia, debería ser en plena confianza, ya que el Señor perdona nuestros pecados de una sola vez y no vuelve a recordarlos. Ahora nos acercamos a Dios a través del mediador, a través de Cristo.

Tenemos dos maneras de vivir bajo estos pactos. Una es con el velo puesto, y otra es sin el velo. Es posible vivir en el nuevo pacto, pero con el velo puesto. El velo representa la ceguera espiritual que acompaña un endurecimiento del corazón, el cual solo es quitado al volverse al Señor a través de Cristo, porque el espíritu de Dios abre los ojos espirituales,  ablanda el corazón y otorga libertad.

Ahora podemos ver la gracia y la misericordia de este nuevo pacto. Dios ha quitado el velo sobre nuestros ojos y podemos ver claramente que sólo a través de Cristo podemos encontrar salvación y vida eterna para nuestra alma.  Bendiciones. 

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