Inicio ¿Qué dice la Biblia sobre...? El bautismo del Espíritu Santo vs. la llenura del Espíritu Santo

El bautismo del Espíritu Santo vs. la llenura del Espíritu Santo

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Ha habido mucha confusión en el mundo cristiano con relación a lo que es el bautismo del Espíritu Santo. Una cantidad considerable de personas entiende que el bautismo del Espíritu Santo es equivalente al don de hablar en lenguas. Piensan de esta manera en base a algunos pasajes del libro de Los Hechos, donde literalmente se dice que los que creyeron fueron llenos del Espíritu Santo y hablaron en lenguas (Hch. 2:4).

Lo primero que necesitamos entender es que en ese primer momento el bautismo del Espíritu Santo coincidió con la habilidad de ellos hablar en lenguas, pero no necesariamente siempre sería así.

El apóstol Pablo en 1 de Corintios 12:13 dice que “por un mismo Espíritu todos fuimos bautizados”, refiriéndose al Espíritu de Dios. En el contexto de este pasaje Pablo está hablando de que hay diversos dones (12:4), ministerios (1 Co 12:5) y operaciones (1 Co 12:6), y que “a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho” (1 Co 12:7). Luego menciona en esta lista la locución e interpretación de lenguas (12:10), que le fue dado a algunos. Obviamente si todos hemos sido bautizados por el Espíritu Santo, pero no todos hablamos en lenguas, pues el bautismo del Espíritu Santo no puede ser el equivalente al don de lenguas.

El bautismo del Espíritu ciertamente ocurrió por primera vez en el día de Pentecostés, pero es una experiencia de la cual participan todos los creyentes, como bien afirma Pablo en el pasaje que acabamos de mencionar. El bautismo del Espíritu Santo es una experiencia que no se pierde; es única, ocurre una sola vez en el momento en que el individuo comienza a creer en la persona de Jesús como Señor y Salvador. Es ese bautismo lo que coloca a esa persona, que había sido no creyente hasta ese momento, dentro de la familia de Dios. Eso ocurre una sola vez, el día que usted creyó en Cristo genuinamente y de corazón, como Señor y Salvador, arrepintiéndose de sus pecados.

La llenura del Espíritu Santo, que es lo que a veces se confunde con el bautismo del Espíritu, es una experiencia repetitiva; a diferencia de la experiencia del bautismo que es una experiencia única. Veamos estas citas en el libro de Los Hechos:

Hechos 2:4 «Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba habilidad para expresarse».

Hechos 4:8 «Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Gobernantes y ancianos del pueblo».

Hechos 9:17 «Ananías fue y entró en la casa, y después de poner las manos sobre él, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo».

Hechos 13:9 «Entonces Saulo, llamado también Pablo, lleno del Espíritu Santo, fijando la mirada en él».

Hechos 13:52 «Y los discípulos estaban continuamente llenos de gozo y del Espíritu Santo».

Vemos en la cita de Hechos 2:4 que el Bautismo del Espíritu Santo ocurrió simultáneamente con el don de hablar en lenguas. Sin embargo, vemos en otras ocasiones cómo la llenura resultó en la habilidad que los apóstoles tuvieron de hablar la Palabra de Dios con denuedo. Esta llenura del Espíritu Santo, algo que muchos no saben, no solamente se dio en el Nuevo Testamento; ocurrió también en el Antiguo Testamento.

Éxodo 28:3 “Y hablarás a todos los hábiles artífices, a quienes yo he llenado de espíritu de sabiduría, y ellos harán las vestiduras de Aarón para consagrarlo, a fin de que me sirva como sacerdote.

Éxodo 31:3 «Y lo he llenado del Espíritu de Dios en sabiduría, en inteligencia, en conocimiento y en toda clase de arte».

Deuteronomio 34:9 “Y Josué, hijo de Nun, estaba lleno del espíritu de sabiduría, porque Moisés había puesto sus manos sobre él; y los hijos de Israel le escucharon e hicieron tal como el SEÑOR había mandado a Moisés.

Isaías 61:1 “El Espíritu del Señor DIOS está sobre mí, porque me ha ungido el SEÑOR para traer buenas nuevas a los afligidos; me ha enviado para vendar a los quebrantados de corazón…”.

No todos los creyentes experimentan la llenura del Espíritu Santo. El apóstol Pablo nos manda de forma imperativa a no embriagarnos con vino, «sino sed llenos del Espíritu» (Efesios 5:18). De manera que el apóstol nos está dando no una opción sino un mandato, inspirado por el Espíritu de Dios; el mandato es ser lleno del Espíritu. Lamentablemente, aunque esto es un mandato, no todos los cristianos experimentan la llenura porque esta llenura depende de cuánto nosotros estemos en condiciones de cederle el control de nuestras vidas a Dios. En la medida en que nosotros nos rendimos a Dios, en esa misma medida el Espíritu de Dios hace su trabajo en nosotros.

Por otro lado, necesitamos también tener pendiente que esa llenura del Espíritu Santo, que puede ocurrir de forma recurrente, se da a lo largo de la vida del creyente y es una experiencia que todo creyente debiera experimentar. Es esta llenura lo que le va a permitir vivir una mejor vida de obediencia y le va a permitir también hacer el mejor uso de los dones del Espíritu.

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