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América Latina necesita ser reevangelizada: ¿Qué hacemos ahora?

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En las entradas pasadas vimos cómo llegó la fe evangélica a nuestro continente y cuál es el movimiento con la mayor cantidad de seguidores dentro de los cristianos protestantes: el movimiento pentecostal. Ciertamente se ha hablado de un crecimiento, donde algunos países reportan un 30 hasta a 40 % de población evangélica. Ahora, si bien estos números son impresionantes, todavía puedo afirmar que es necesario reevangelizar América Latina.

Permítanme recordarles que América Latina es todavía un 80 – 90 % católica, lo cual implica que una gran mayoría aún no ha aceptado la idea de Sola Scriptura y/o el evangelio predicado por Cristo y los apóstoles. Esto sería razón suficiente para sostener mi argumento. Pero además de esto, la Organización Mundial de Salud estima que la violencia en Latinoamérica es:

  • 200% más elevada que en Norteamérica.
  • 450% mayor que en Europa Occidental.
  • 30% mayor que en la antigua Europa comunista.

Podemos concluir entonces que los valores cristianos no han influenciado a la sociedad de Latinoamérica de la manera que lo hicieron en Europa y América del Norte. Latinoamérica necesita ser reevangelizada porque el evangelio es la única fuerza capaz de cambiar el corazón del hombre, y capaz por tanto de influenciar la sociedad donde ese hombre vive. El evangelio proclamado en la mayor parte de nuestra región no es el evangelio bíblico.

Quizás esta ilustración nos pueda ayudar a ver lo que queremos comunicar. Cuando las personas son vacunadas contra el sarampión, por ejemplo, la vacuna contiene una versión atenuada del virus real, para que cuando el virus de la enfermedad penetre el cuerpo, el sistema inmunológico del paciente ya haya creado suficientes anticuerpos en contra de la enfermedad y que el paciente no sea afectado. Muchos católicos y evangélicos, lamentablemente, han sido inoculados con una versión atenuada del evangelio. Por tanto, cuando escuchan al evangelio real, lo rechazan, porque han desarrollado “anticuerpos” en contra de la verdad. ¡Qué triste realidad! Es por esta razón que muchos esfuerzos evangelísticos en los últimos 50 años, bien intencionados, han apuntado a muchas personas en dirección al infierno en vez de la gloria,.

La población educada: un grupo sin alcanzar

En el artículo anterior estuvimos hablando de los cambios que han sucedido en los últimos 50 años en cuanto a la fe protestante. Mencionamos la explosión del movimiento pentecostal y las grandes campañas evangelísticas, pero al concluir hicimos mención de que la población que se ha ido educando ha estado rezagada, y apenas ha comenzado a ser re-evangelizada. Este es un suceso de no poca importancia.

En el 1996, leyendo sobre misiología, me percaté de que en la mayor parte del Tercer Mundo la población educada (media y alta) aún no habían sido alcanzadas con el evangelio. Uno de los autores que leía en ese entonces agregó este comentario: “Hasta entonces, la tarea seguirá sin ser completada”. Por tanto, algunas agencias misioneras están hablando de grupos no alcanzados dentro de grupos alcanzados… un concepto que encuentro interesante ya que en muchas áreas de la América Latina ya “evangelizada”, el pueblo educado no ha sido alcanzado. Este ha sido un problema crónico en nuestro continente. Una sola cita bastará para ilustrar lo dicho: en el 1809 se publicó el siguiente reporte en “The Missionary Review of the World:

“Es nuestro segundo punto estratégico el alcanzar la clase media, puesto que está destinada a jugar un papel importante en la historia futura de Hispanoamérica».

Sin embargo, esto nunca ha ocurrido, y apenas ha empezado a suceder a partir del 1970. No perdamos de vista que los educados y los no educados están igualmente perdidos.

Carencia de sana doctrina

Lamentablemente, el movimiento de La Reforma nunca llegó a America Latina, y esa es la razón por la que la teología reformada es tan escasa en nuestra región.

Si a esto le agregas el hecho de que la predicación expositiva brilla por su ausencia en los púlpitos de nuestro continente, entonces te percatas de que nuestra región tiene una gran necesidad de escuchar el evangelio de Jesucristo, y todo el consejo de Dios, a través de la predicación expositiva de Su Palabra. Debemos detener la predicación que no pone de manifiesto la revelación de Dios en su forma mas prístina.

Entonces, ¿qué hacemos?

Proponemos una nueva estrategia para evangelizar a América Latina; una estrategia tan vieja como el evangelio: predicar el evangelio a tiempo y fuera de tiempo.

Es importante recordar la Gran Comisión dada por nuestro Señor:

“Y acercándose Jesús, les habló, diciendo: Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado; y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”, Mateo 28:18-20

Si toda autoridad le ha sido dada a Cristo, y así fue, entonces cuando vamos en su nombre no tenemos nada que temer; nada nos faltará y no necesitaremos  nada más que el evangelio: “poder de Dios para salvación”. Debemos ir porque hemos sido enviados. Ir es obedecer; quedarnos es desobedecer.

Esta nueva estrategia requerirá de entrenar y reentrenar a los líderes de nuestra región. El cómo hacer esto es el sujeto de otro estudio; pero, como algunos han dicho: puedes ir, o puedes sostener la soga para aquellos que van. De una forma u otra tenemos que actuar.

Recuerda, el mandato no era el ir a hacer profesiones de fe, sino el hacer discípulos; seguidores comprometidos con Cristo; creyentes radicales que salgan y trastornen al mundo para Dios. La forma de hacer discípulos de ese tipo es enseñándoles a obedecer TODO lo que Él ha mandado, como se nos ha dicho en la Gran Comisión.

  • No una parte de su consejo.
  • No solo los pasajes que me bendicen y me convienen.
  • También los pasajes que me confrontan y me condenan.
  • Los textos que exaltan a Dios por encima de todo y colocan al hombre en su lugar adecuado debajo del Dios Todopoderoso.

Al cierre de esta serie de artículos, tengamos presente lo que el Señor Jesús dijo y que Lucas recoge en 6:40: “Un discípulo no está por encima de su maestro; mas todo discípulo, después de que se ha preparado bien, será como su maestro”.

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